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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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100<br />

D EUDAS<br />

Desde los inicios de la Iglesia, <strong>el</strong> Señor ha hablado<br />

en cuanto a este tema de las deudas. Por medio de<br />

la rev<strong>el</strong>ación, dijo a Martin Harris: “Paga la deuda<br />

que has contraído con <strong>el</strong> impresor. Líbrate de la servidumbre”<br />

(D. y C. 19:35).<br />

El presidente Heber J. Grant habló d<strong>el</strong> asunto en<br />

repetidas ocasiones desde este púlpito. Él dijo:<br />

“Si hay algo que puede traer paz y contentamiento,<br />

personales y familiares, es vivir dentro de los límites<br />

de nuestras entradas. Y si hay algo desalentador y que<br />

corroe <strong>el</strong> espíritu, es tener deudas y obligaciones que<br />

no podemos cumplir” (Gosp<strong>el</strong> Standards, comp. por G.<br />

Homer Durham, 1941, pág. 111; véase también N.<br />

Eldon Tanner, “Los cinco principios de la estabilidad<br />

económica”, Liahona, mayo de 1982, pág. 42).<br />

Lograr la autosuficiencia<br />

Estamos llevando a toda la Iglesia <strong>el</strong> mensaje de la<br />

autosuficiencia, la cual no se puede lograr cuando<br />

las deudas gravosas pesan sobre <strong>el</strong> hogar. Las personas<br />

no son independientes ni están libres de la servidumbre<br />

cuando tienen compromisos financieros<br />

con otras personas.<br />

En la administración de los asuntos de la Iglesia,<br />

hemos tratado de dar <strong>el</strong> ejemplo. Como norma,<br />

hemos seguido estrictamente la práctica de ahorrar<br />

anualmente un porcentaje d<strong>el</strong> ingreso de la<br />

Iglesia <strong>para</strong> estar pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong> un posible día<br />

de necesidad.<br />

Me siento agradecido de poder decir que la Iglesia,<br />

en todas sus operaciones y empresas, en todos sus<br />

departamentos, funciona sin pedir préstamos. Si no<br />

nos alcanzan los ingresos, acortaremos nuestros programas,<br />

reduciremos los gastos a fin de ajustarnos a<br />

los ingresos, y no pediremos prestado.<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO<br />

Uno de los días más f<strong>el</strong>ices de la vida d<strong>el</strong> presidente<br />

Joseph F. Smith fue cuando la Iglesia terminó de pagar<br />

las deudas contraídas desde hacía mucho tiempo.<br />

Qué espléndido sentimiento es estar libre de deudas<br />

y tener ahorrado un poco de dinero en un lugar al<br />

que se pueda recurrir en caso de necesidad, <strong>para</strong><br />

alguna emergencia.<br />

El presidente Faust no les contaría esto, pero quizás<br />

yo sí, y más tarde él podrá arreglárs<strong>el</strong>as conmigo. El<br />

préstamo <strong>para</strong> la compra de su casa tenía <strong>el</strong> cuatro por<br />

ciento de interés. Muchas personas le habrían dicho<br />

que sería insensato liquidar ese préstamo cuando la<br />

tasa de interés era tan baja. Pero en la primera oportunidad<br />

que tuvo de obtener los recursos necesarios,<br />

él y su esposa decidieron liquidar <strong>el</strong> préstamo, y<br />

desde ese día ha estado libre de deudas. Es por eso<br />

que siempre lleva una sonrisa y silba al trabajar.<br />

Líbrense de la servidumbre de las deudas<br />

Hermanos, los insto a evaluar su situación económica.<br />

Los exhorto a gastar en forma moderada, a<br />

disciplinarse en las compras que hagan <strong>para</strong> evitar las<br />

deudas hasta donde sea posible. Liquiden sus deudas<br />

lo antes posible y líbrense de la servidumbre.<br />

Esto es parte d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io temporal en <strong>el</strong> que creemos.<br />

Que <strong>el</strong> Señor los bendiga, mis amados hermanos,<br />

<strong>para</strong> que pongan sus casas en orden. Si han<br />

liquidado sus deudas y cuentan con una reserva, por<br />

pequeña que sea, entonces, aunque las tormentas<br />

azoten a su alrededor, tendrán refugio <strong>para</strong> su esposa<br />

e hijos y paz en <strong>el</strong> corazón. Eso es todo lo que tengo<br />

que decir al respecto, pero quiero decirlo con todo <strong>el</strong><br />

énfasis con <strong>el</strong> que me es posible expresarlo.<br />

Les dejo mi testimonio de la divinidad de esta obra<br />

y mi amor <strong>para</strong> cada uno de ustedes. En <strong>el</strong> nombre<br />

d<strong>el</strong> Redentor, <strong>el</strong> Señor Jesucristo. Amén.

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