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el matrimonio eterno: manual para el alumno - The Church of Jesus

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Últimos Días son muchísimo mayores que cualquier<br />

otra que puedan recibir. No pueden aspirar a un<br />

honor más alto que <strong>el</strong> de ser reconocidas como<br />

mujeres de Dios; no pueden anh<strong>el</strong>ar nada más grande<br />

que <strong>el</strong> ser verdaderas hermanas, esposas y madres,<br />

e influir <strong>para</strong> bien en la vida de los que las rodean.<br />

Claro, existen algunas diferencias pasajeras y algunas<br />

circunstancias restrictivas entre ustedes. Hay<br />

aqu<strong>el</strong>las que han perdido a su esposo, ya sea porque<br />

han quedado viudas o porque se han divorciado;<br />

otras no han tenido todavía <strong>el</strong> gran privilegio de<br />

casarse. Pero en la escala de la eternidad, la falta de<br />

estas bendiciones no será “más que por un breve<br />

momento” (D. y C. 121:7).<br />

Hay algunas mujeres que experimentan la angustia<br />

que su<strong>el</strong>e venir con <strong>el</strong> envejecer; otras están pasando<br />

por la incertidumbre y las dudas de la juventud, al<br />

tratar de encontrar su lugar en <strong>el</strong> plan <strong>eterno</strong>. No<br />

obstante lo reales que esos problemas les resulten,<br />

tienen que beber ansiosamente las verdades d<strong>el</strong><br />

Evang<strong>el</strong>io concernientes a la identidad real de ustedes<br />

y lo exclusivo de la personalidad que tienen. Es<br />

necesario que sientan cada día más <strong>el</strong> amparo perfecto<br />

que nuestro Padre C<strong>el</strong>estial les tiene y <strong>el</strong> valor<br />

que tienen ante Sus ojos como personas. Mediten<br />

estas verdades, hermanas, especialmente en los<br />

momentos (d<strong>el</strong> callado nerviosismo que uno experimenta<br />

como ser humano) que pueden causar duda<br />

y perplejidad.<br />

Recuerden también que aunque damos mucho énfasis<br />

a la gloria y a la importancia de la vida familiar<br />

en la tierra, todos pertenecemos a la familia eterna<br />

de nuestro Padre C<strong>el</strong>estial.<br />

Asimismo, tengan la certeza de que<br />

todas las hermanas fi<strong>el</strong>es que durante<br />

éste, su segundo estado, no tengan la<br />

oportunidad de ser s<strong>el</strong>ladas a un hombre<br />

digno, tendrán esa bendición en la<br />

eternidad. Cada vez que se sientan afligidas<br />

y anh<strong>el</strong>en <strong>el</strong> afecto y <strong>el</strong> calor<br />

propios de una familia terrenal, les<br />

ruego que recuerden que su Padre que<br />

está en los ci<strong>el</strong>os conoce la angustia<br />

que sienten y que un día las bendecirá<br />

en un forma que les será imposible<br />

de describir.<br />

A veces, a fin de ser probados, es necesario que se<br />

nos prive transitoriamente de lo que más anh<strong>el</strong>amos;<br />

pero los justos, hombres y mujeres, recibirán<br />

F UNCIONES Y RESPONSABILIDADES DIVINAS DE LA MUJER 157<br />

No hay promesas<br />

más gloriosas ni<br />

más grandes <strong>para</strong><br />

la mujer que las<br />

que se reciben por<br />

medio d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io<br />

y la Iglesia de<br />

Jesucristo.<br />

algún día todo –piensen en <strong>el</strong>los hermanas— todo<br />

lo que posee nuestro Padre. ¡No sólo que vale la<br />

pena esperarlo sino que vale la pena vivir <strong>para</strong><br />

lograrlo!<br />

Mientras tanto, no es necesario estar casada o ser<br />

madre <strong>para</strong> guardar los dos grandes mandamientos<br />

de los cuales Jesús dijo que dependen toda la ley y<br />

los pr<strong>of</strong>etas: amar a Dios y a nuestros semejantes.<br />

Hay mujeres que, por circunstancias ajenas a su<br />

voluntad, deben trabajar. Comprendemos estas<br />

situaciones. También comprendemos que al criar a<br />

la familia, los talentos con que Dios las ha bendecido<br />

pueden ponerse al servicio de la humanidad.<br />

Sin embargo, no cometan <strong>el</strong> error de ser arrastradas<br />

a efectuar tareas secundarias que os harán descuidar<br />

vuestros deberes <strong>eterno</strong>s, como <strong>el</strong> de la maternidad<br />

y <strong>el</strong> de enseñar a los hijos espirituales de nuestro<br />

Padre C<strong>el</strong>estial. Oren siempre fervorosamente con<br />

respecto a todas las decisiones que tomen.<br />

Deseamos que traten de obtener una educación académica<br />

que las prepare <strong>para</strong> la eternidad, así como<br />

<strong>para</strong> servir plenamente en la vida mortal. Además<br />

de esas habilidades esenciales que deben poseer<br />

como dueñas de casa, también están las que pueden<br />

cultivar con <strong>el</strong> fin de aumentar su eficacia en <strong>el</strong><br />

hogar, en la Iglesia y en la comunidad.<br />

Repito: Es necesario que apliquen sabiduría a la<br />

hora de tomar decisiones, pero no queremos que las<br />

mujeres de la Iglesia estén ignorantes de lo que las<br />

rodea, ni que se dejen anular. Serán mejores como<br />

esposas y madres, tanto en esta vida como en la<br />

eternidad, si tratan de cultivar las habilidades que<br />

tienen y los talentos con que Dios las ha bendecido.<br />

No hay promesas más gloriosas ni más<br />

grandes <strong>para</strong> la mujer que las que se<br />

reciben por medio d<strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io y la<br />

Iglesia de Jesucristo. ¿En qué otro lugar<br />

podrán llegar a saber quiénes son en<br />

realidad? ¿Dónde más encontrarán las<br />

explicaciones y la seguridad sobre la<br />

naturaleza de la vida? ¿En qué otro<br />

lugar podrán aprender sobre <strong>el</strong> glorioso<br />

plan <strong>para</strong> la f<strong>el</strong>icidad que nos reserva<br />

nuestro Padre?<br />

Las respuestas que da <strong>el</strong> Evang<strong>el</strong>io son las únicas<br />

verdaderas a todas las preguntas que, durante siglos,<br />

hombres y mujeres se han hecho sobre sí mismos,<br />

sobre la vida y <strong>el</strong> universo. Dios ha sido extremadamente<br />

bondadoso con nosotros al bendecirnos<br />

E L M ATRIMONIO E TERNO: MANUAL P ARA E L A LUMNO

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