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contradictorias para la interacción, lo que explica por qué la socialización no puede ser
nunca un proceso totalmente dirigido o determinante, sobre todo teniendo en cuenta que
los seres humanos son criaturas autoconscientes, capaces de interpretar los mensajes que
reciben.
Cuestiones clave
La principal crítica a las teorías de la socialización es la tentación a exagerar su
influencia. Esto sucedió, concretamente, en el caso del funcionalismo estructural de
Parsons, que algunos críticos consideran que trataba a las personas como «idiotas
culturales», a merced de los agentes de socialización. Es cierto que algunas teorías
sociológicas han puesto mucho énfasis en la socialización para explicar cómo se lleva a
cabo la reproducción social y cultural. Dennis Wrong 18 no estuvo de acuerdo con lo que
consideraba que era una «concepción hiper-socializada del Hombre [sic]» en sociología,
argumentando que se trata a las personas como si fueran meros intérpretes de un rol, que
siguen guiones sociales de acuerdo con las normas sociales dominantes. Si nos fijamos,
en cambio, en la teoría del yo y de la formación de la identidad de Sigmund Freud, es
posible construir una teoría alternativa que considere a las personas, incluso a los niños,
como agentes activos en este proceso, en lugar de como receptores pasivos. La
socialización es casi siempre un proceso marcado por el conflicto y cargado de
emociones, que es muy diferente del proceso sencillo que algunos libros de texto de
sociología presentan. En la actualidad, las teorías de la reproducción social y cultural son
mucho más sensibles a las contradicciones inherentes a los procesos de socialización, tal
y como confirman las obras de Bourdieu, Willis o Mac an Ghaill.
Relevancia actual
La socialización es un concepto fundamental en sociología, que ayuda a explicar cómo
las sociedades transmiten sus conocimientos, normas y valores sociales entre las
generaciones. Y, a pesar de que se puedan admitir algunas de las críticas que se han
mencionado, la socialización es un proceso social muy poderoso, especialmente durante
la fase primaria, cuando los niños aprenden a controlar sus impulsos y a desarrollar el
concepto de sí mismos, del «self». También nos permite valorar la importancia relativa
de los agentes de socialización, como los medios de comunicación, los grupos de pares y
la escuela a lo largo del curso vital. Además, hace posible el trabajo comparativo entre
los procesos de socialización de distintas sociedades y en una misma sociedad a través
del tiempo. En resumen, la socialización es un concepto necesario, aunque no suficiente,
para explicar el cambio social, así como la reproducción social.
Un estudio fascinante de una forma poco habitual de los efectos de la socialización
adulta se puede encontrar en el análisis de Mennesson 19 sobre la participación de los
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