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en esta cultura, tuvo una importancia vital en las primeras fases de desarrollo de la
democracia, porque los salones introdujeron la idea de resolver los problemas políticos
por medio de la discusión pública. En la actualidad, existe una concepción negativa de
los medios de comunicación; se piensa que banalizan el proceso democrático y que crean
clima de hostilidad generalizada hacia la actividad política. ¿Cómo se ha producido un
cambio tan radical? Y, ¿puede revertirse? En los debates sobre la esfera pública, la figura
clave es el filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas, quien retomó algunos temas de
la Escuela de Frankfurt y los desarrolló en diferentes direcciones, basándose en sus
estudios sobre el lenguaje y el proceso de democratización. Analizó la aparición y el
desarrollo de los medios de comunicación desde comienzos del siglo XVIII hasta la
actualidad, con el fin de trazar el proceso de creación de la «esfera pública» y su
posterior decadencia.
Significado e interpretación
Para Habermas 18 la esfera pública es un ámbito de debate público en el que pueden
discutirse cuestiones de interés general y formarse opiniones: todo ello necesario para la
participación democrática efectiva y para el proceso democrático. La esfera pública, al
menos en principio, implica a individuos que se reúnen como iguales en un foro de
debate público. Sin embargo, la promesa que ofrecía la fase inicial de desarrollo de la
esfera pública no se ha realizado plenamente. El debate democrático en las sociedades
modernas está asfixiado por el desarrollo de la industria cultural. La difusión de los
medios de comunicación y los espectáculos de masas hacen que se desvanezca la esfera
pública. La política se orquesta en el Parlamento y en los medios de comunicación, al
tiempo que parecen prevalecer los intereses comerciales. La «opinión pública» no se
forma por medio de una discusión abierta y racional, sino a través de la manipulación y
el control, como, por ejemplo, en el mundo de la publicidad. Por otra parte, la difusión
de los medios de comunicación globales puede presionar a los gobiernos autoritarios y
hacer que disminuya su dominio sobre los medios de difusión controlados por el Estado;
muchas sociedades «cerradas» como China están descubriendo que los medios de
comunicación pueden convertirse en una fuerza poderosa en apoyo de la democracia.
Sin embargo, a medida que se hacen cada vez más comerciales, los medios de
comunicación globales invaden la esfera pública tal y como la describió Habermas. Los
medios comercializados dependen del poder de los ingresos de la publicidad y están
obligados a favorecer contenidos que garanticen las ventas y altos índices de audiencia.
En consecuencia, el entretenimiento triunfará inevitablemente sobre la controversia y el
debate, lo que debilita la participación ciudadana en los asuntos públicos, y hace que
decaiga la esfera pública. Los medios de comunicación, que prometían tanto, se han
convertido ahora en parte del problema. Pero Habermas sigue siendo optimista, puesto
que considera que todavía es posible concebir una comunidad política más allá de los
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