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La alienación es un concepto que ha ido más allá del discurso sociológico y se ha
incorporado a los comentarios de los medios de comunicación y al lenguaje cotidiano. Se
puede decir que toda una generación está siendo «alienada de la sociedad», por ejemplo,
o que las subculturas juveniles representan la alienación de los jóvenes de los valores
dominantes. Es evidente que estas expresiones incorporan claramente la idea de
distanciamiento o separación, pero en sociología la alienación se asocia con las
desigualdades de las sociedades capitalistas. La perspectiva del materialismo histórico de
Marx comenzó considerando cómo las personas organizan conjuntamente sus
actividades para producir bienes y sobrevivir. Para Marx, estar alienado es encontrarse
en una condición objetiva que tiene consecuencias reales, y la clave para que cambie esta
situación reside en cambiar no lo que pensamos o creemos, sino la forma en la que
vivimos, con el fin de lograr un mayor control sobre nuestras circunstancias. Podemos
pensar que en, el pasado, la vida laboral era más exigente físicamente, incesante y
agotadora, pero muchos grupos sociales, como los campesinos y artesanos, consideraban
que su trabajo era cualificado y satisfactorio en sí mismo, y les permitía un mayor
control sobre sus tareas del que encontraríamos en las fábricas modernas, las grandes
oficinas, los centros de atención de llamadas o los restaurantes de comida rápida. En
muchos sentidos, hoy en día trabajar puede ser físicamente menos exigente que en el
pasado, pero no proporciona un mayor control y, por tanto, sigue generando altos niveles
de alienación.
La teoría de Marx plantea que la producción capitalista crea alienación en cuatro
áreas principales. Los trabajadores están alienados de su propia fuerza de trabajo: tienen
que trabajar como y cuando sea necesario, y realizar las tareas establecidas para ellos por
sus empleadores. Están alienados de los productos de su trabajo, que se apropian los
capitalistas para venderlos en el mercado y obtener ganancias, mientras que los
trabajadores solo reciben a cambio una fracción en forma de salario. Los trabajadores
también están alienados unos de otros, ya que el capitalismo les obliga a competir por
los puestos de trabajo, y obliga a las fábricas y regiones a competir por las cuotas de
mercado. Finalmente, Marx sostiene que, puesto que el trabajo es una característica
esencial que define a la naturaleza humana, estas formas que alienan a las personas de su
trabajo implican que dichas personas están alienadas de su propio «ser como especie». El
trabajo ya no es satisfactorio en sí mismo, más bien se ha convertido en un medio para
un fin: ganar un sueldo para sobrevivir. Este hecho explica las connotaciones negativas
de la idea de «trabajo», así como su separación de la más agradable esfera de «ocio». La
solución que plantea Marx es poner fin a las relaciones capitalistas de explotación y
avanzar hacia el comunismo, en el que se establecerá el control colectivo del proceso de
producción y se abolirá la alienación.
Cuestiones clave
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