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Cuestiones clave
Los críticos afirmaron que el principal problema de la teoría se encontraba en cómo
diferenciar entre un pánico moral exagerado y un problema social grave. Por ejemplo,
¿la respuesta de la sociedad a los recientes actos terroristas en nombre del Islam forma
parte de un pánico moral, ¿o se trata de un asunto tan grave que son apropiadas la amplia
cobertura de los medios de comunicación y las nuevas leyes? ¿Dónde está el límite entre
un pánico innecesario y una respuesta legítima, y sobre todo, quién lo decide? Otra
crítica establece que, en los últimos años, se ha producido un pánico moral sobre temas
como la delincuencia juvenil y el consumo de drogas, y sobre los falsos solicitantes de
asilo. Esto ha llevado a que algunos sociólogos planteen que los pánicos morales ya no
son limitados o se reducen a breves estallidos de intensa actividad, sino que más bien se
han convertido en rasgos crónicos de la vida cotidiana de las sociedades modernas y, en
consecuencia, se han normalizado. Si esto es cierto, entonces se vuelve mucho más
difícil separar el concepto de desviación de la normalidad.
Relevancia actual
Tenemos muchos conocimientos sobre los pánicos morales y sobre cómo se desarrollan,
pero la otra cara de la moneda es menos conocida: ¿por qué algunas cuestiones sociales
sencillamente no se convierten en pánicos morales? Este problema fue investigado por
Jenkins 12 en un análisis atractivo sobre la respuesta social a la pornografía infantil en
Internet. Aunque ha habido muchas opiniones y discusiones sobre los temores que
suscita la pornografía infantil online y algunas condenas han tenido mucha publicidad,
este tema no ha provocado un proceso de pánico moral clásico. Es extraño, puesto que,
en principio, contiene todas las piezas necesarias para que lo hiciera. Jenkins sugiere que
una de las razones sería que los organismos que tienen que aplicar la ley no comprenden
adecuadamente el fenómeno, sobre todo debido a su falta de conocimiento sobre la
tecnología empleada y sobre su uso. Todavía no está claro si se producirá una situación
de pánico en toda regla cuando cambie esta situación, si es que, algún día, lo hace.
Los primeros estudios de Cohen son especialmente importantes ya que combinan con
éxito las teorías del etiquetado desviado con las ideas del control social y de la creación
de identidades desviadas. Al hacerlo, creó el marco para un programa de investigación
que ha sido muy productivo en la sociología de la desviación, y que continúa hoy en día.
Por ejemplo, Lumsden 13 investigó la subcultura de los entusiastas de los coches
conocidos como «Bouley Bashers» o «boy racers» * en Aberdeen, Escocia, que dio lugar
a un cierto pánico moral localizado. Se ha planteado que los «demonios populares»
contemporáneos tienen más capacidad de resistencia a ser etiquetados, ya que ahora
producen sus propios blogs y otros medios de comunicación que contrarrestan el
etiquetado hegemónico. Sin embargo, en este caso se siguió el proceso del pánico moral
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