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las primeras culturas con escritura, inicialmente en China hace unos tres mil años. A
mediados del siglo XV, la imprenta de tipos móviles de Gutenberg, que permitía
reproducir textos, fue un importante precursor de los modernos medios de comunicación.
La invención de la radio y la televisión posibilitó una mayor y más inmediata
transmisión de los mensajes, y ambas se hicieron enormemente populares entre el
público. La televisión, en concreto, ha suscitado el interés de los sociólogos, tanto por la
calidad de sus contenidos como por su capacidad para llegar a una población global. A
finales del siglo XX, las nuevas tecnologías digitales, como el teléfono móvil, los
videojuegos, la televisión digital e Internet, han revolucionado una vez más los medios
de comunicación, porque han incorporado la posibilidad de los medios interactivos, cuyo
impacto todavía no ha sido totalmente comprendido y evaluado por la sociología.
Significado e interpretación
Casi todos los primeros trabajos sociológicos sobre los medios de comunicación fueron
funcionalistas, por lo que estudiaron las funciones integradoras de los medios de
comunicación. Por ejemplo, los medios de comunicación producen un flujo continuo de
información sobre la sociedad y el mundo en general, lo que crea una experiencia
compartida que hace que todos nos sintamos parte del mismo mundo. Los medios de
comunicación explican también los acontecimientos del mundo y nos ayudan a
comprenderlos, por lo que desempeñan un papel importante en la socialización de los
niños. Además, el contenido de los medios de comunicación entretiene y proporciona
una agradable desconexión del mundo terrenal de trabajo. Pero el principal problema con
este tipo de explicaciones es que parecen describir solo ciertos aspectos positivos de los
medios de comunicación, e ignoran las interpretaciones activas de las audiencias. Pero es
más importante reconocer que las explicaciones funcionalistas no tienen en cuenta los
principales conflictos de intereses, ni tampoco la producción de la ideología dirigida a
mantener las desigualdades existentes.
Por el contrario, los enfoques de economía política demuestran que los grandes
medios de comunicación han acabado siendo propiedad de intereses privados. Por
ejemplo, en el siglo XX, antes de la Segunda Guerra Mundial, algunos «barones de la
prensa» eran dueños de la mayoría de los periódicos y fueron capaces de establecer la
agenda de las noticias y su interpretación. En la era global, la propiedad de los medios de
comunicación cruza las fronteras nacionales, y los magnates de los medios poseen ahora
empresas transnacionales de medios de comunicación, lo que les proporciona
reconocimiento e influencia internacional. Al igual que en otras industrias, los intereses
económicos de los propietarios de los medios de comunicación excluyen aquellas voces
que carecen de poder económico, y las que pudieron sobrevivir son las menos propensas
a criticar la actual distribución de riqueza y poder.
En los últimos años, los estudios del interaccionismo simbólico se han hecho más
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