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Llevar a cabo acciones que no se ajustan a las normas o valores que están ampliamente
aceptados en la sociedad.
Orígenes del concepto
En el siglo XIX, los estudios biológicos y psicológicos de la criminalidad asumían que la
desviación era un signo de que había algo que estaba «mal» en el individuo.
Consideraban que si una criminología científica era capaz de identificar las causas de la
conducta desviada y criminal, sería posible intervenir y prevenir este tipo de
comportamientos. En este sentido, tanto las teorías biológicas del delito como las
psicológicas eran de naturaleza positivista, por lo que buscaban aplicar los métodos
científicos naturales al estudio del mundo social. Las perspectivas sociológicas del
estudio de la desviación se iniciaron con Durkheim a finales del siglo XIX. Este autor
consideraba que la desviación era «normal» en muchos sentidos, puesto que realizaba
algunas funciones útiles para el mantenimiento del orden social, aunque también
reconoció que un exceso de desviación podía llegar a ser disfuncional. Desde la década
de los cincuenta, el concepto se utilizó para estudiar las subculturas juveniles y su
relación con la sociedad hegemónica, y hacia los años sesenta se desarrolló una teoría
interaccionista radical de la desviación. Esta definió la desviación simplemente como
cualquier forma de comportamiento que ha llegado a ser etiquetado como tal por los
poderosos controladores de la sociedad. Las perspectivas del etiquetado distanciaron
todo lo posible la sociología de la desviación de la primera concepción positivista,
planteando que la desviación es el resultado de los procesos sociales de etiquetado
mediante los cuales algunas acciones llegan a ser definidas como tales.
Significado e interpretación
La desviación puede ser definida como la no conformidad a un determinado conjunto de
normas que son aceptadas por un número significativo de personas en una comunidad o
sociedad. En algún momento, la mayoría de nosotros transgredimos las normas de
conducta generalmente aceptadas, aunque por lo general acatamos las normas sociales
debido a nuestra socialización infantil. La desviación y el delito no son sinónimos,
aunque en muchos casos se solapan. Dicha desviación es mucho más amplia que el
delito, que se refiere únicamente a la conducta no convencional que vulnera la ley. El
concepto de desviación se puede aplicar tanto a la conducta individual como a la
actividad de los grupos. El estudio de la desviación también dirige nuestra atención a la
cuestión del poder, y cuando nos fijamos en ella tenemos que tener en cuenta la cuestión
de cuáles son las reglas que están siendo infringidas. En la sociología de la desviación no
ha existido ninguna teoría dominante, por lo que varias perspectivas teóricas siguen
siendo útiles y relevantes.
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