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surgió a finales de la década de los setenta. Sin embargo, entre los criminólogos el
empuje de este movimiento se debió tanto a una creciente desilusión con las políticas
retributivas convencionales como a la persistencia de altas tasas de reincidencia y a una
sensación de que «nada funciona».
Significado e interpretación
La justicia restaurativa es una forma de justicia penal y comunitaria que obliga a los
infractores a reconocer los efectos de su comportamiento en las víctimas, sus familias y
la comunidad en general. En este sentido, la idea parte de la premisa de que los
infractores forman parte de sus comunidades y no están excluidos de ellas. Los sistemas
de justicia retributiva operan apartando a los infractores de la comunidad y llevándolos a
las prisiones, con frecuencia alejadas del lugar del delito. Por lo tanto, protegen al
infractor de las consecuencias de sus acciones. Los defensores de la justicia restaurativa
sostienen que los infractores deben ser expuestos a los costos de sus infracciones de una
manera significativa que les ayude a reintegrarse en las relaciones sociales
mayoritarias 16 . Por lo tanto, los procesos restaurativos pretenden encontrar nuevas
formas creativas de limitar la reincidencia al conferir a las víctimas y a las comunidades
un papel protagonista en el sistema de justicia.
Una figura clave pionera de la justicia restaurativa es la de John Braithwaite 17 , quien
sostiene que la justicia restaurativa es más eficaz si se basa en «la vergüenza
reintegrativa». Es decir, que los infractores cobren plena conciencia de las víctimas y de
la desaprobación de la sociedad, de manera que la vergüenza conduzca a la
«conformidad libremente elegida». El proceso para lograr este resultado debería adoptar
unos principios básicos: el respeto y el compromiso mutuo, y la intolerancia hacia las
conductas delictivas 18 . Para Braithwaite, la vergüenza es la mejor manera de transmitir a
los infractores el resentimiento justificado de sus víctimas y de hacer que, al mismo
tiempo, asuman su responsabilidad como ciudadanos. Pero la vergüenza puede
fácilmente convertirse en estigmatización, lo que puede transformar a los infractores en
«foráneos», empujándolos hacia carreras delictivas en subculturas desviadas. Por lo
tanto, es fundamental que el proceso de justicia sea «reintegradora» y fiel a los
principios fundamentales anteriormente mencionados 19 .
En las perspectivas de la justicia restaurativa, los infractores pueden ser obligados a
reunirse o comunicarse con sus víctimas, generalmente a través de alguna forma de
mediación. Esto permite que las víctimas puedan hacer preguntas, expresen directamente
sus sentimientos, reciban una disculpa formal y se aclaren las consecuencias de las
acciones del infractor. Todo esto puede ayudar a las víctimas a seguir adelante con sus
vidas. Pero obliga a los infractores a asumir la responsabilidad de sus acciones, a
entender cómo su agravio afecta a los demás, y a reconsiderar su comportamiento
futuro 20 . Sin embargo, la segunda parte de la justicia restaurativa es la reparación del
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