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daño causado. Aunque la pena de prisión pueda seguir siendo adecuada para los delitos
graves cometidos con violencia, es mucho más probable que, en la mayoría de los casos,
una «sentencia comunitaria» sea la más conveniente. Esta podría implicar el hecho de
prestar servicios a la comunidad, realizar trabajos no remunerados o ayudar en proyectos
comunitarios.
Cuestiones clave
El uso de la vergüenza en el sistema de justicia penal puede parecer más adecuado para
algunos tipos de infractores que otros. Gran parte de la literatura y de los ejemplos de
justicia restaurativa parecen concentrarse en un conjunto similar de delitos, entre los que
se encuentran, por ejemplo, el robo ocasional, el hurto, la violencia doméstica, los delitos
de tráfico y el vandalismo. Han existido algunos casos de reinserciones con éxito en
estas áreas, aunque hay una gran ausencia de datos empíricos sólidos que apoyen la idea
de que la justicia restaurativa reduce la reincidencia. ¿Es realmente posible que los
gángsteres organizados, los violadores, los asesinos o los que participan en redes de
pederastas puedan ser encaminados hacia una ciudadanía responsable mediante el uso de
la vergüenza reintegrativa?
Del mismo modo, tal vez no sea casual que el modelo de justicia restaurativa esté
tomado de comunidades pequeñas y relativamente homogéneas en las que las
reparaciones comunitarias tenían muchas más probabilidades de éxito. En las grandes
ciudades multiculturales y en las zonas urbanas, la impersonalidad y la segregación
constituyen la extensión de la norma. En estos contextos, es muy difícil discernir lo que
podría significar el concepto de «comunidad». Y, ante la falta de identificación de la
misma, es difícil que las medidas de vergüenza y de restauración puedan tener fuerza.
Algunos estudiosos también están en desacuerdo con los principios básicos de la
justicia restaurativa. Acorn 21 sostiene que es evidente que la mejor manera de hacer
frente a las infracciones y disputas sería la de tratar de resolverlas mediante el diálogo y
el acuerdo. Sin embargo, la idea de que la justicia restaurativa podría constituir la base
de todo el sistema de justicia es un error y sea, en consecuencia, potencialmente
peligrosa. Acorn afirma que todos los sistemas de justicia son formas de hacer frente a
las relaciones entre las personas, precisamente cuando no existe el respeto mutuo, la
simpatía y la compasión. Por lo tanto, la justicia restaurativa refleja un fracaso o una
incapacidad de hacer frente a la realidad de la vida moderna en la que estas cualidades
pueden ser poco frecuentes. En realidad, la justicia restaurativa no contiene dentro de sí
una verdadera concepción de la justicia, sino que simplemente «está ligada a la vieja
esperanza humana de la convergencia entre el amor y la justicia» 22 . Sugerir que el
sistema actual debe ser desmantelado a favor de un ingenuo sentimentalismo como este
sería extremadamente peligroso.
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