Libro Blanco del título de grado en Arquitectura - Aneca

ESTUDIOS DE GRADO EN ARQUITECTURA 339
En el primer año de enseñanzas, las salas (una para pintura y escultura y otra para arquitectura)
se montaron en casa del escultor Olivieri, destacado miembro de la Junta Preparatoria. Al año
siguiente, la Academia se trasladó a la Casa de la panadería de la madrileña plaza Mayor, en
donde se amplió el número de salas. Dos de ellas tenían carácter básico y eran comunes a los
estudios de pintura, escultura y arquitectura. Ingresados en la institución, los alumnos se iniciaban
en la “sala de principios”, dedicada al dibujo anatómico, más comúnmente a partir de láminas
que mediante apuntes del natural. Se pasaba después a la “sala de yesos”, en la que se practicaba
la copia de estatua. Superados estos dos grados, los estudios de las tres artes divergían,
aunque no totalmente.
Las enseñanzas de arquitectura se seguían en tres salas. Una era la de perspectiva y geometría,
donde también participaban los alumnos de pintura y escultura y se impartían además lecciones de
agrimensura, de estereotomía y de “ortografía ortotónica”, o sea de representación de alzados con
sombras. Otra era la de matemáticas, en la que se explicaban sobre todo la aritmética, la trigonometría
plana, el álgebra y la óptica. La tercera era la propiamente denominada de arquitectura,
donde se copiaban, mediante delineación y lavado, grabados de proyectos y detalles y se estudiaban
los órdenes clásicos, de la mano del sempiterno Vignola. Los aspirantes a arquitectos no recibían
si siquiera nociones sobre técnicas o materiales de construcción, aunque debe aclararse que
quienes acudían a la academia ya habían alcanzado por lo común al menos el grado de oficial cantero,
albañil o carpintero de armar.
La aportación de Anton Raphael Mengs permitió a partir de 1766 una ordenación más sistemática
de los estudios de perspectiva y geometría de las tres secciones de la Academia, los cuales fueron
aprovechados especialmente por los discípulos de la de arquitectura. Mengs, pintor y tratadista
bohemio formado en Roma, donde recibió la influencia de Winckelmann, el primer historiador del
arte, fue el mayor defensor en pintura del neoclasicismo anterior a David. Entró al servicio de Carlos
III en 1761 permaneciendo en Madrid hasta su fallecimiento dieciocho años después y fue reconocido
como máxima autoridad en su disciplina en detrimento incluso del propio Tiepolo, por entonces
también en la capital de España.
En aquellos años, se dio una mejora de las enseñanzas de aritmética y álgebra y un nuevo impulso
a las de geometría gracias a la intervención de Benito Bails, director de matemáticas de la Academia
desde 1768 y autor de los muy apreciados entonces en España, pese a constituir poco más que una
recopilación de contribuciones ajenas, Elementos de matemáticas, dados a la luz en diez tomos
entre 1772 y 1783, cuyo volumen noveno, dedicado a la arquitectura civil e hidráulica, mostraba un
sólido conocimiento de las aportaciones técnicas de la cultura francesa e italiana de la época. Los
estudios específicos de arquitectura, en cambio, no contaron en aquellos años con estímulos equivalentes
a los de Mengs y Bails.
El decaimiento de las enseñanzas de arquitectura en San Fernando se produjo a pesar de la categoría
de quienes ostentaron la dirección de la correspondiente sección, en la que se alternaron,
salvo cuatro años en que José de Hermosilla desempeñó el cargo, Diego de Villanueva y Ventura
Rodríguez. Tras la muerte de estos dos últimos, en 1774 y 1785 respectivamente, la situación
quedó aún más estancada. Ni siquiera sirvió de revulsivo el traslado de la Academia en la primera
de dichas fechas a la que hoy sigue siendo su sede, el antiguo palacio Goyeneche en la