Libro Blanco del título de grado en Arquitectura - Aneca

366 ANEXOS
El informe incluía una única asignatura científica, la de “Complementos de cálculo infinitesimal y
mecánica racional”, sin especificar la materia que ésta pudiese complementar. En la parte técnica,
las novedades eran: el desdoblamiento de la mecánica aplicada (con una asignatura dedicada a la
resistencia de materiales y asuntos afines y otra a hidráulica y motores) y la inclusión de una asignatura
de construcciones hidráulicas y conducción de aguas y otra de construcciones civiles. Los
estudios de teoría del arte y las enseñanzas de la línea del dibujo y los proyectos se querían incrementar
de forma notable, replanteándose además la relación que en el plan de 1864 se había establecido
entre los unos y las otras.
En lo que a este último aspecto se refiere, el informe abogó por que la Teoría del arte del segundo
curso del plan en vigor se convirtiese en tres asignaturas a trasladar al final de la carrera: “Teoría
de la composición”, en cuarto; “Historia de la arquitectura y análisis de los monumentos”, en quinto;
y “Ampliación de las teorías de composición”, en sexto. La sucesión de materias gráficas se presentó
extendida a toda la carrera, con dos cursos de copia (uno de elementos y el otro de edificios
y conjuntos), dos de ejercicios de composición (en ese mismo orden, de lo particular a lo general),
uno de ampliación de la composición y el último, destinado a proyectar edificios públicos de gran
complejidad y a rematarse con un ejercicio “que abrace todos los detalles y accesorios como si fuera
a ejecutarse”.
Si el informe hubiese acabado convirtiéndose en un plan de estudios, estos cambios habrían supuesto
el desdoblamiento de las materias de composición de la segunda mitad de la carrera en una parte
teórica y otra práctica (así se previó en la distribución de asignaturas entre profesores a que antes
se ha aludido) y el cese de la función que en la docencia que estaba entonces impartiéndose desempeñaba
la Teoría del arte como suministradora previa de materia prima histórica para el proyecto.
Pero esto no sucedió, porque un decreto aprobado en octubre de ese mismo año de 1866 a iniciativa
del marqués de Orovio modificó la estructura de enseñanzas de la ley Moyano determinando
que tanto las anteriores escuelas superiores como las profesionales pasasen a considerarse escuelas
especiales e instando a que cada una de ellas elevase a la superioridad una propuesta de reglamento
de régimen interno propio.
Teniendo un reglamento jerarquía normativa superior a una mera modificación de plan de estudios,
aquel decreto produjo la suspensión del proceso de aprobación del informe. La junta de profesores
de la Escuela redactó un proyecto de reglamento y lo sometió al Consejo de Instrucción Pública, que
lo examinó en julio de 1867 sin emitir resolución. En noviembre, una real orden autorizó a los ingenieros
industriales (profesión que, como ya se dijo, había nacido diecisiete años antes) a proyectar
y dirigir edificios industriales, excepto si tenían “parte artística”. Preocupada por esto o por la simple
demora, la junta de profesores reclamó en diciembre un pronto pronunciamiento sobre el asunto,
que no se produjo.
La tardanza tenía motivos de fondo, relacionados con la pretensión de suprimir la enseñanza preparatoria
en la Facultad. En esta situación se produjo el cese de Pascual y Colomer en abril de 1868
y al mes siguiente, el nombramiento de José Solano de la Mata, marqués del Socorro, arquitecto e
hijo del citado páginas atrás, como comisario regio al frente de la Escuela con Aníbal Álvarez como
vicedirector. Creada una comisión para debatir la supresión, su mayoría, incluido el comisario regio,
se mostró a favor, pero el Consejo de Instrucción Pública dictaminó a favor de la minoría resolvien-