Libro Blanco del título de grado en Arquitectura - Aneca

ESTUDIOS DE GRADO EN ARQUITECTURA 355
en las cuatro que contaban con una academia de primera clase podían impartirse las enseñanzas
que otorgaban el título de maestro de obras.
Aquellas enseñanzas se organizaron en un primer ciclo de estudios preparatorios, de dos años de
duración y que se cursaba en instituciones externas, y un segundo de estudios especiales, con tres
años a realizar en las academias. Se suprimió el examen de ingreso. Los estudios preparatorios
incluían una instrucción elemental general, geografía, matemáticas y dibujo lineal y de figura. En
los estudios especiales se cursaban el dibujo topográfico y de arquitectura, la geometría descriptiva,
la topografía, la mecánica, la construcción y el análisis de los materiales, la composición de edificios
“de tercer orden” (los de pequeñas dimensiones sin contenido artístico), y el trazado y construcción
de caminos. El título de maestro de obras podía convalidarse por las enseñanzas de la
Escuela Preparatoria con un examen de reválida que daba acceso a la carrera de arquitecto. En las
mismas cinco academias que el de maestro de obras, podían obtenerse también los de director de
caminos vecinales (cuya carrera sólo se diferenciaba de la de éstos en el último curso de los estudios
especiales) y de agrimensor.
En este mismo año de 1849, para adaptarse a la situación creada por la aparición de la Escuela
Preparatoria, se aprobó un nuevo plan de enseñanzas para la carrera de ingeniero de caminos, con
cuatro años de estudios especiales, como la de arquitecto y una estructura y contenido muy semejantes
a ella. Cada uno de los cuatro cursos de ambas contenía cuatro asignaturas. Las de primer
año eran iguales en las dos, aunque con carácter aplicado para cada una de ellas. También coincidían
dos de las de segundo y tres más, algunas situadas en cursos distintos, en el resto. Así, de las
dieciséis asignaturas, nueve eran comunes de ambos planes. Además, cada carrera contenía una
materia general dedicada al objeto específico de la otra: Construcción de caminos para los arquitectos,
que estaba, como vimos, en segundo, y Arquitectura civil para los ingenieros, en tercero.
También en 1849 se formó la Sociedad central de arquitectos, cuya entrada en funcionamiento se
produjo al año siguiente. Esta sociedad era de carácter privado, pero agrupó a la gran mayoría de
los profesionales y ejerció la representación efectiva de éstos hasta que en 1929 se instituyeron los
colegios oficiales de arquitectos. Su fin fue la defensa de los intereses corporativos, que en aquel
momento muchos veían amenazados ante la creciente concesión de competencias facultativas a los
ingenieros (precisamente en 1850, un real decreto creó la nueva profesión de ingeniero industrial,
que unos años después llegaría también a recibir atribuciones facultativas en materia de edificación).
La Sociedad Central se mostró muy activa en tal defensa. Por ejemplo, fueron frutos de su
influencia la aprobación mediante una real orden de 1854 de la primeras tarifas oficiales de honorarios
de los arquitectos o la emisión en 1858 de otra disposición del mismo rango que obligaba a
que cada provincia tuviese un arquitecto adscrito a su diputación y pagado con fondos de ésta, respondiendo
así parcialmente a la insistente petición de que se formase un cuerpo de arquitectos funcionarios
equivalente al de los ingenieros de caminos, lo cual no llegó a producirse nunca.
Desde su nacimiento, la Sociedad Central se interesó especialmente por la capacitación profesional
que procuraban las enseñanzas de arquitectura y su incidencia en la legislación sobre atribuciones
facultativas. Su colaboración con la también recién alumbrada escuela especial fue en este aspecto
muy estrecha y cuajó de inmediato, aún sin haberse constituido efectivamente la Sociedad, en un
nuevo plan de estudios, el tercero desde la emancipación docente de la arquitectura respecto a las