Libro Blanco del título de grado en Arquitectura - Aneca

ESTUDIOS DE GRADO EN ARQUITECTURA 373
ría a dirigirla en sustitución de Lallave. Presidió la comisión José Echegaray, premio Nobel de literatura
en 1904 y fundador del Banco de España, que había sido varias veces ministro y que era, además,
ingeniero de caminos, como el presidente del partido de Montero Ríos, Práxedes Mateo
Sagasta. Desde su primera sesión, la comisión aplicó el principio de dar a las materias del plan el
contenido mínimo requerido por cada una de las seis carreras, para que en las distintas enseñanzas
especiales se impartieran después los complementos correspondientes.
Mientras la comisión ejecutaba su encargo, una real orden de mayo de 1886 suprimió el examen de
reválida. Formalmente, esta medida, que quedaría anulada una década después continuando así
hasta nuestros días, rompió con casi 130 años de tradición en las enseñanzas oficiales de arquitectura
españolas, pero su consecuencia práctica no fue exactamente esa, puesto que los alumnos que
no superaban el tercer curso de proyectos habían de presentarse en septiembre a un examen más
duro que el de junio y organizado con el mismo formato de repente y pensado que el de reválida,
aunque con la mitad de su tiempo de desarrollo. Con tal supresión, las escuelas de Madrid y
Barcelona (recuérdese que en esta última escuela sólo hacían la reválida los suspensos en el tercer
nivel de proyectos) quedaron equiparadas también en este aspecto, aunque en la ocasión igualando
por lo bajo el grado de exigencia para ambas.
Como consecuencia de los trabajos de la comisión, un real decreto de septiembre de 1886 aprobó
las quince asignaturas que habían de configurar los estudios preparatorios politécnicos, repartidas
en tres cursos selectivos en los que a los repetidores se les reconocerían las asignaturas superadas
en años anteriores. El decreto mantenía el principio de libertad de enseñanza admitiendo que
hubiera alumnos tanto oficiales como libres, si bien para estos últimos se prescribió que al presentarse
a los exámenes de ingreso y de curso se les haría el doble de preguntas que a los otros.
El decreto también determinó que al término de los estudios preparatorios, cada una de las seis
carreras afectadas contaría con otros tres años de estudios especiales, pero la resistencia de las
escuelas amenazadas de reducción, como las de arquitectura, respaldadas por las excepciones en
la aplicación del nuevo sistema que pronto empezaron a aceptarse, hicieron que esto no llegara a
hacerse efectivo nunca.
De las quince asignaturas establecidas, sólo una era de matemáticas, el Cálculo infinitesimal de
primero. Había tres de física: la Mecánica racional de segundo, la Física, de contenido general,
que estaba en tercero, y la Hidrostática, hidrodinámica e hidráulica general, que también se colocó
en el tercer curso. La geometría descriptiva contó con dos materias: la Geometría descriptiva
y sus aplicaciones de primero, y la Estereotomía de segundo. Se incluyeron además una asignatura
de Topografía y elementos de geodesia en segundo, una de Química en tercero, y una de
Economía política y elementos de derecho administrativo también situada en tercero. Esta última
era muy propia para la formación de quienes habían de integrarse al terminar la carrera en cuerpos
de funcionarios del Estado, pero poco práctica para el ejercicio libre de la profesión que esperaba
a los arquitectos. Las otras seis materias que conformaron aquella enseñanza propedéutica
politécnica eran de dibujo.
Las materias gráficas se distribuyeron a razón de dos por curso. En primero se incluyeron los
Elementos de dibujo: cabezas y extremos y el Dibujo lineal: primer grado. En segundo, el Dibujo de
figura: torsos y figura completas y la asignatura de Delineación y lavado. En tercero estaban los