N° 71 - Poder Judicial de Mendoza - Gobierno de Mendoza
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Jurispru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>Mendoza</strong> 207<br />
LAS EMERGENCIAS CONSTITUCIONALES EN LOS SIGLOS XIX Y XX<br />
por Juan Fernando Armagnague<br />
INTRODUCCIÓN<br />
Si analizamos retrospectivamente la situación institucional <strong>de</strong> Argentina,<br />
observaremos que prácticamente hemos vivido en emergencias, algunas <strong>de</strong> ellas<br />
políticas (caso <strong>de</strong> las interrupciones militares) y también económicas. Es una<br />
variada gama <strong>de</strong> anormalida<strong>de</strong>s que hemos sufrido todos los argentinos.<br />
La palabra emergencia significa “emerger”, es <strong>de</strong>cir salir a la superficie y<br />
como bien ha señalado Carl Friedrich, la emergencia <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong> carácter<br />
excepcional y que realmente pongan en peligro la continuidad <strong>de</strong>l sistema.<br />
Bielsa, por su parte, <strong>de</strong>fine a la emergencia como aquella que “consi<strong>de</strong>ra<br />
una necesidad colectiva, súbita, grave, que <strong>de</strong>be satisfacerse con disposiciones que<br />
faltan en la legislación y que pue<strong>de</strong>n apartarse <strong>de</strong> los principios generales <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>recho positivo”, <strong>de</strong>biendo enten<strong>de</strong>rse que cuando se dice “sistema positivo,<br />
recuerda, es que <strong>de</strong>bemos tener presente que el imperio total <strong>de</strong> la Constitución,<br />
sus po<strong>de</strong>res, <strong>de</strong>claraciones y garantías no cesan ni aún en el estado <strong>de</strong> necesidad,<br />
al menos por los procedimientos <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho” (1).<br />
Linares Quintana sostiene que las leyes <strong>de</strong> emergencia, “al satisfacer a una<br />
necesidad colectiva súbita, grave, acci<strong>de</strong>ntal, pue<strong>de</strong>n consistir en normas en ese<br />
momento inexistentes en la legislación, pue<strong>de</strong>n apartarse <strong>de</strong> los principios<br />
generales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho positivo, pero siempre encuadrado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la armazón<br />
constitucional <strong>de</strong> la República.<br />
Jamás, señala Linares Quintana, la emergencia pue<strong>de</strong> justificar la violación<br />
a la Constitución (2).<br />
Por su parte el maestro español García Pelayo nos hace recordar en su<br />
trascen<strong>de</strong>nte obra “Derecho Constitucional Comparado”, al dictador <strong>de</strong> Roma<br />
cuyo plazo <strong>de</strong> mandato era escasamente <strong>de</strong> seis meses para or<strong>de</strong>nar las<br />
instituciones romanas <strong>de</strong>terioradas por la crisis. Pero no sólo es historia, sino que<br />
el profesor García Pelayo <strong>de</strong>fine las emergencias como “situaciones <strong>de</strong> excepción,<br />
singulares, originales y previsibles” (3).<br />
En nuestro caso, Dalla Vía señala que nuestra Ley Fundamental menciona<br />
dos emergencias (el ataque exterior y la conmoción interior)(4).<br />
La <strong>de</strong>nominada “conmoción interior” -que como bien señala Sánchez<br />
Viamonte, <strong>de</strong>be hacerse producido, no <strong>de</strong>be ser a futuro- equipara a todo <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n