N° 71 - Poder Judicial de Mendoza - Gobierno de Mendoza
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Jurispru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>Mendoza</strong><br />
doméstico como la sedición o la invasión interprovincial, la guerra civil -<br />
calificadas como hostilida<strong>de</strong>s interprovinciales <strong>de</strong>l art. 127 CN-. En cambio, el<br />
“ataque exterior” se confun<strong>de</strong> con el estado <strong>de</strong> guerra -previstas para la entrada y<br />
salida <strong>de</strong> tropas extranjeras y nacionales como facultad congresional; la fijación<br />
<strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> línea, la concertación <strong>de</strong> la paz, todo ello previsto por el art. 75<br />
incs. 25, 27 y 28; art. 99 inc. 15-.<br />
El estudio <strong>de</strong> estas emergencias lo realizaremos en otra oportunidad.<br />
Nos avocaremos al estudio <strong>de</strong> las emergencias económicas.<br />
Bien señala Dalla Vía que las emergencias en Argentina han sido las<br />
emergencias bélicas, especialmente entre 1865 a 1930, corriéndose el fiel <strong>de</strong> la<br />
balanza hacia el lado <strong>de</strong> las emergencias económicas (5).<br />
FUNDAMENTO<br />
El fundamento jurídico <strong>de</strong> la legislación <strong>de</strong> emergencia, señala Linares<br />
Quintana en un trabajo publicado en el Boletín <strong>de</strong> la Biblioteca <strong>de</strong>l Congreso<br />
Nacional nº 51/52 <strong>de</strong> enero-abril <strong>de</strong> 1943 lo constituye el estado <strong>de</strong> necesidad el<br />
cual es <strong>de</strong>finido por Liszt como “una situación <strong>de</strong> peligro real <strong>de</strong> los intereses<br />
protegidos por el <strong>de</strong>recho, en la cual no queda otro remedio que la violación <strong>de</strong> los<br />
intereses <strong>de</strong> otro, jurídicamente protegido”.<br />
Bielsa, expresa que la Constitución y las leyes protegen a través <strong>de</strong> sus<br />
<strong>de</strong>claraciones y garantías los atributos <strong>de</strong> la personalidad, su honor, etc., pero el<br />
<strong>de</strong>ber <strong>de</strong> asegurar bienestar general, la seguridad colectiva, es <strong>de</strong>ber esencial <strong>de</strong>l<br />
Estado.<br />
Este peligro colectivo afecta la existencia misma <strong>de</strong> elementos<br />
constitutivos <strong>de</strong>l Estado, por ej. La población, la colectividad en forma inmediata<br />
y recién en forma mediata los intereses individuales. Contra ese peligro reacciona<br />
el Estado a través <strong>de</strong> sus órganos, aún a falta <strong>de</strong> normas que autoricen la reacción<br />
y sin necesidad <strong>de</strong> invocar <strong>de</strong>rechos subjetivos, sino como obra el individuo<br />
amenazado por un peligro en su persona o en sus bienes, si ese peligro es grave o<br />
inminente (6).<br />
Este estado <strong>de</strong> necesidad surge súbitamente, imprevistamente y con fuerza<br />
<strong>de</strong> gravedad irresistible, imponiéndose como fuente <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, para señalar<br />
diciendo que la misma libertad <strong>de</strong> contratar se restringe o se limita por<br />
motivos <strong>de</strong> interés público como la ley 12.591 que estableció precios máximos<br />
<strong>de</strong> venta al consumidor, facultando al P.E. la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> esos precios,<br />
modificando los contratos <strong>de</strong> compraventa, locación <strong>de</strong> servicios, etc.