N° 71 - Poder Judicial de Mendoza - Gobierno de Mendoza

80
Jurisprudencia de Mendoza
permanente, como es de público y
notorio. Esta última circunstancia no
puede ser desconocida por el
demandado, quien ante esta
circunstancia debió extremar los
recaudos en la conducción para
prevenir la desgracia que, en
definitiva, ocurriera.
En el caso resulta evidente que
estos recaudos no fueron tomados, si
se advierte que es el propio
demandado el que expresamente
reconoce que vio al menor que estaba
cruzando, tal como lo afirma en su
absolución de posiciones de fs.
1278/1279 y, en razón de ello, debió
asegurarse que terminara el cruce de
la calzada, ante la conducta
evidentemente riesgosa asumida por
aquél, que intentó el cruce no obstante
la proximidad de los vehículos.
Adviértase además que el conductor
demandado contaba con una
visibilidad normal, conforme el
informe obrante de fs. 735. Es más, si
se entiende como lo hacen las
instancias de grado, que en algún
momento tuvo impedida la visión por
los otros vehículos que circulaban por
el lugar, esta circunstancia, lejos de
eximirlo de responsabilidad, le exigía
un mayor grado de prudencia y
cuidado, desde que admite haber
observado al menor que estaba
cruzando la calzada.
Estas circunstancias me
persuaden que no puede dejarse de
considerar la incidencia causal que en
el caso tuvo el riesgo propio del
automotor embistente como cosa
dañosa y menos aún invocar la culpa
exclusiva de la víctima, calificando a
la conducta en el cruce de inevitable
al volverse, sobre todo si se tiene en
cuenta como se dijera que se trataba
de un adolescente, cuyo accionar es
previsible que sea audaz y menos
precaucional que una conducta de
personas de más edad, circunstancia
ésta que debió ser advertida por el
conductor, desde que, como se dijo, si
se tiene presente que admite haber
visto al chico que cruzaba y que había
sido esquivado por el automóvil que
le precedía. A ello cabe agregar que el
conductor demandado reconoce que
no frenó y que sólo disminuyó su
velocidad, lo que es claro que resultó
insuficiente como para evitar el
impacto y con ello los daños
causados.
Se ha sostenido reiteradamente
por este Cuerpo que la víctima
distraída, ebria, imprudente, no libera
de responsabilidad al conductor que
pudiendo percibir y prever aquellas
infracciones, no extremó las
precauciones del caso y que el nivel
normal de diligencia que corresponde
exigir al automovilista, debe
apreciarse en función de una regla
fundamental para el tránsito en la vía