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justicia política - Biblioteca Digital Universidad de San Buenaventura

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prólogo<br />

a la fuerza corporal, el más débil tiene bastante fuerza para matar al más fuerte,<br />

ya sea mediante secretas maquinaciones o confe<strong>de</strong>rándose con otro que se halle<br />

en el mismo peligro que él se encuentre» (2007, p. 100). La igualdad, referida a la<br />

fuerza corporal, se equilibra en tanto la necesidad obliga a los hombres a ingeniar<br />

la manera <strong>de</strong> sobrepasar al otro en cuanto se encuentren diferencias; tratándose<br />

<strong>de</strong> diferencias en el espíritu, los hombres tien<strong>de</strong>n a pensar que poseen mayor<br />

sabiduría que sus congéneres, pue<strong>de</strong>n constatar que otros sean más cultos que<br />

ellos mismos, pero reconocen más fácilmente su propio talento que los ajenos.<br />

Sin embargo, afirma Hobbes que en este punto, los hombres son más iguales que<br />

<strong>de</strong>siguales, pues no hay una cosa que mejor esté distribuida que la satisfacción<br />

<strong>de</strong> cada hombre con la porción que le ha correspondido (p. 101).<br />

El estado <strong>de</strong> naturaleza iguala a los hombres en sus capacida<strong>de</strong>s, pero ante<br />

todo en las expectativas con respecto a la obtención <strong>de</strong> los fines; y es aquí don<strong>de</strong><br />

Hobbes consi<strong>de</strong>ra que se halla una <strong>de</strong> las principales causas <strong>de</strong> enemistad, pues<br />

cada hombre anhela lo mismo que su vecino o su hermano, y como los dos no<br />

pue<strong>de</strong>n conseguir y disfrutar el mismo bien, terminan luchando por él, convirtiéndose<br />

en enemigos. «De aquí que un agresor no teme otra cosa que el po<strong>de</strong>r<br />

singular <strong>de</strong> otro hombre; si alguien planta, siembra, construye o posee un lugar<br />

conveniente, cabe probablemente esperar que vengan otros, con sus fuerzas unidas,<br />

para <strong>de</strong>sposeerle y privarle, no sólo <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong> su trabajo, sino también <strong>de</strong><br />

su vida o <strong>de</strong> su libertad. Y el invasor, a su vez, se encuentra en el mismo peligro<br />

con respecto a otros» (p. 101).<br />

Al separarse <strong>de</strong> los principios naturalistas aristotélico-tomistas, Scoto<br />

pretendía sentar las bases para una construcción <strong>de</strong> la sociedad separadas <strong>de</strong> la<br />

necesidad, lo cual <strong>de</strong>riva en un pacto basado en la convivencia. La propuesta<br />

hobbesiana no habría tenido en cuenta estos planteamientos escotistas o sería<br />

contraria a los mismos, pues, según estos últimos, entregarle el po<strong>de</strong>r a un magistrado<br />

no se hace como <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos, ni como miedo al otro, sino<br />

como fruto <strong>de</strong> la convivencia; pero entonces la pregunta sería si estas personas<br />

podían expresar intereses diversos, si los podían realizar en esta convivencia y<br />

cómo podían dirimir las discrepancias cuando se presentaran.<br />

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