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CÉSAR FoRMS VAQUERO APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ...

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Una tercera Liga Ii egernón¡ca<br />

por el descontento o insatisfacción subsecuente a la Paz, principalmente de los aliados<br />

de Esparta, que se creían traicionados por su hegemon. A diferencia de Atenas, que no<br />

tenía que responder ante los miembros de la Liga Áúco-Delica y asumía toda la<br />

responsabilidad por la concreción del tratado, la Liga del Peloponeso requería una<br />

Asamblea de sus miembros, a quienes Esparta debía de consultar sobre las estipulaciones<br />

propuestas, pero no lo hizo. Esparta y Atenas, desgastadas por diez años de conflicto,<br />

miraron por sus propios intereses y no consideraron la opinión de sus respectivo:s<br />

aliados<br />

3. De esta forma, Beocia, Corinto, Mégaia y Élide renunciaron a secundar la Paz<br />

en abierta disconformidad con Esparta4, que no podía obligarlas a cumplir los puntos<br />

acordados en un documento que habían rechazado y estos estados, junto con Argos,<br />

adquieren ahora un protagonismo que rompe la anterior bipolarización Atenas-Esparta.<br />

La cuestionada hegemonía espartana en el Peloponeso se veía agravada por la cercana<br />

expiración del tratado de treinta años con Argos firmado en 451, que ahora los argivos<br />

no querían renovar y, aprovechando la situación, presionaban para recuperar la zona<br />

fronteriza de la Cinuria, en poder espartaro (Y, 14,4; 22,2; 28,2). Ante la delicada<br />

coyuntura, Esparta quiso refrendar la Paz con la signatura de un tratado de alianza con<br />

Atenas5.<br />

Véase V,18-19 para las estipulaciones de la Paz de Nicias, la cual tiende a verse como una victoria<br />

parcial de Atenas o al menos como un empate entre arabas potencias. A la bibliografía citada en el<br />

capítulo anterior (n 319), añádase el comentario de H. IIfSNGTSON en Die Staatsvertrdge des Altertunis<br />

II, Munich-Berlfn 1962, n’> 156.<br />

~ V,17,2; 25,t; 30,2. La conclusión de la Paz obli~~aba a la Liga Peloponésica como tal, pero no<br />

impedía que los estados que la integraban pudieran prcseguir las hostilidades por cuenta propia, sii.~<br />

implicar al resto de los aliados; cf? W.W. SNVDBR, PeY.ponnesian Siudies, 404-371, diss. Princeton<br />

University 1973, 100-2.<br />

~ V,23. Véase V. ALONSO ThoNcoso, ‘Algunas consideraciones sobre la naturaleza y evolución de<br />

la synunachía en época clásica (1)’, Anejos de Geñón II? Homenaje a 5. Montero Díaz, Madrid 1989,<br />

174, 176-7 para el nuevo lenguaje diplomático presente en este tratado en el mareo de las<br />

transformaciones sufridas por la symmachia tradicional a lo largo dcl siglo V.<br />

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