El César vs. el Estado

dispersión de la atención. De hecho, en la página izquierda de los diarios
pueden aparecer varias informaciones descafeinadas de acontecimientos
estremecedores y en la derecha reproducir a una mujer convertida en
erótico señuelo publicitando lo que sea.
En las cadenas de radio y televisión se pueden repetir los programas
culturales, los deportivos o las películas pero las noticias siempre se están
generando. ¿Cómo es posible que os podáis creer que pasan cosas si
realmente nunca está pasando nada o siempre está pasando lo mismo?
¿Cuántas versiones llevamos de Matrix? Esto significa que ya han pasado
varias adaptaciones repitiéndose todo milimétricamente: creación de un
Imperio, desarrollo, decadencia, corrupción y vuelta a empezar más al
occidente (el occidente de EEUU es China); se renuevan los vestuarios,
atrezzos y decorados actualizándolos oportunamente y ¡ya está! ¿Vivimos
en un sistema informático informatizado por la información?
Informados sapiens: comprar una lata de tomate frito, de detergente
o de aceite es lo mismo que comprar una revista o un diario. Todos
dicen casi lo mismo, todos ofrecen suplementos con parecidos
contenidos los mismos días de la semana, la mayoría de las
informaciones provienen de las agencias mundiales y cuestan el mismo
precio para que la competencia no esté basada en este hecho
diferenciador y sí en las ideologías a las que sirven. Se debería exigir que
regalaran la información debidamente empaquetada como los fibrosos
desayunos multivitaminados y chocolateados: cajas con noticias
nacionales, cajas con noticias deportivas, internacionales... La caja con
información de sucesos sería de las más grandes. ¿Existiría entre ellas la
caja para la información sobre la corrupción de los gobiernos nacional,
autonómico y municipal? Sin duda, esta debería ser la más voluminosa de
todas las cajas y lejos de ello, ni existe.
Sabéis que la independencia informativa se basa en lo políticamente
correcto. El periodista tiene que pasar por el aro porque tiene que comer
como todo hijo de vecino. Que no se interprete que por charlar a un
micrófono, charlar ante una cámara de televisión o publicar en un
periódico, unos pocos tienen otro entendimiento del artículo 20 de la
Constitución Española porque como todo el mundo, a lo único que
realmente tienen derecho los periodistas, locutores o presentadores, es a
tener miedo al final de mes. La nómina mensual es la que dicta los
criterios de la libertad de expresión para que las cosas se digan como dios
manda. [Ver Ejecución inminente, Sé quien eres, El corredor de la muerte.]
105