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El César vs. el Estado

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—Un fallo en Matrix —contestó la presidenta.<br />

—¡Explíquese! —solicitó <strong>el</strong> presidente.<br />

Sus señorías se habían quedado crionizadas con <strong>el</strong> desparpajo de la<br />

señorona y no salían de su asombro porque a veces se pone llorona.<br />

Curiosa personalidad la de esta gobermangante porque dependiendo de<br />

los escenarios, su<strong>el</strong>ta unas lagrimitas de cocodrilo, aparece como una<br />

indigente pordiosera, arremete contra la justicia d<strong>el</strong> garçon o corta la cara<br />

d<strong>el</strong> mismísimo rey de... ¿Dónde está sucediendo este legendario retablo?<br />

Que no se olvide que se trata de un cuento que ocurrió en este mismo<br />

espacio pero hace muchíííííísimo tiempo.<br />

—Pensaba —explicó la presidenta— que la manipulación de la<br />

información por parte d<strong>el</strong> expresidente y ahora sólo capataz, atribuyendo<br />

a ETA lo que nunca sabrá si fue un pseudónimo arabizado, había sido la<br />

causa de la alternancia.<br />

—¡Orden señorías, que están ante mis súbditos y no en <strong>el</strong> hemiciclo!<br />

—impuso <strong>el</strong> rey—. ¡Que la paz de la corona esté sobre todos vosotros!<br />

—Y con su espíritu —balaron los tres validos a la vez.<br />

—En aqu<strong>el</strong>los tiempos —comenzó <strong>el</strong> rey—, en un momento<br />

determinado al principio d<strong>el</strong> siglo XXI, toda la humanidad estaba<br />

unida en su perplejidad; se maravillaba de su atrevimiento al creerse<br />

la estólida «Versión Oficial» de la demolición de las Torres Gem<strong>el</strong>as.<br />

Debido a su experiencia tetradimensional, <strong>el</strong> señor al-Mancha me ha<br />

asegurado que en un momento determinado al principio d<strong>el</strong> siglo<br />

XVI, toda la humanidad estaba unida en su perplejidad; se<br />

maravillaba de su atrevimiento al creerse la estólida «Versión Oficial»<br />

de que la tierra era <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> universo. Poco antes había que creerse<br />

que la tierra era plana y que más allá d<strong>el</strong> Finisterre estaba <strong>el</strong> gran Satán<br />

que nos pincharía en <strong>el</strong> culo por traspasar los límites que la ciencia<br />

teológica había arbitrado. Él asegura que es más fácil creerse que la tierra<br />

es plana que creerse que dos aviones han derribado tres edificios. ¿Qué<br />

piensan ustedes?<br />

—Que <strong>el</strong> diablo te pincha en <strong>el</strong> infierno y no más allá de Finisterre<br />

—contestaron al unísono sus señorías.<br />

—¿Está ese lugar en la Mancha o en <strong>el</strong> Triángulo de las Bermudas?<br />

—preguntó <strong>el</strong> rey.<br />

—¡No majestad, ese lugar no está en ningún sitio porque<br />

sencillamente, no existe! —se atrevió <strong>el</strong> osado escudero—. La nana «La<br />

tierra es plana» fue una moda que duró unos siglos y ahora nos<br />

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