El César vs. el Estado

lectura; cogeré el primer papel que vea y probaré a leerlo. Aunque estoy
prevenido, no creo que leer sea un arma de destrucción tan masiva como
el habla ¿o lo será más?
»Todavía no sé si el querer saber quién soy habrá sido una decisión
equivocada y no entiendo por qué tengo que pasar previamente por el
eslabón de la fascinación aparente de Civilización para descubrir la
realidad real. La secuenciación que mi maestro hace en el proceso de mi
aprendizaje estará debidamente justificada pero me encantaría desfilar
paralelamente a esta escuela sin necesidad de padecerla; me temo que
ambas realidades están tan imbricadas que diferenciar lo auténtico de lo
real tiene que pertenecer al terreno de la sutileza. Esta percepción debe
de ser una facultad más propia del sentido común que necesito recuperar
sin prisa para que no sea demasiado tarde pero sin dormirme para que no
sea virtual. Si arrincono el juicio que se encarga de interpretar todo lo
que se mira, alcanzaré el ingenio de mi maestro que se desenvuelve por
este mundo de los dioses con la misma soltura que por la imaginación de
Cide Hamete. ¿Son los creadores los que dominan a sus actores o serán
los personajes los que controlan a sus autores?
El Programa Smith está fuera del control de sus creadores.
¿Quién es la guapa o el feo que lo mete ahora en vereda? [Ver Yo, robot.]
—En fin, de momento voy a tomar la decisión de querer dormirme
porque ya tengo suficiente. Es la primera vez que me siento tan
desvelado como don Quijote y más que nunca, ahora necesito descansar.
Y tras decir esto, tomó otro trago del vino de la bota. Es posible que
Sancho no sepa si cada vez que se pellizcaba lo hacía para comprobar si
estaba vivo o si estaba despierto; es posible que Sancho no sepa si cada
trago que daba era para dormirse o para morir lentamente; es posible que
Sancho no sepa si la lectura es un arma de mayor poder destructivo que
el idioma. Hay veces que suceden cosas tan extrañas que el ego necesita
olvidarse de todo y lo intenta con todo tipo de medicinas legales e
ilegales. No quiero acordarme de nada…, ¡de nada! ¿entendido?
Para vivir en el siglo XXI, Sancho interpreta que debería estar
muerto pero duda de si la vida en la muerte no puede tener esta
apariencia ni ser desta manera. Está desconcertado porque ha reconocido
perfectamente la Magistral envuelta en un espectro luminoso que le ha
hecho pensar si esta es la apariencia de las cosas en la muerte: envueltas
de luz; ha reconocido los pórticos de las calles por las que ha paseado y
que tantas veces le han resguardado de la lluvia pero se ha asustado con
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