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El César vs. el Estado

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—En cuanto a la inmigración —intervino <strong>el</strong> alcalde<br />

precipitadamente—, puedo decir que Alcalá esta petada de rumanos y<br />

magrebíes principalmente y por supuesto de españoles; todos viven en<br />

paz y bienestar.<br />

—¡Ponga este Patrimonio en oídos de la humanidad! —dijo <strong>el</strong> rey—<br />

porque si en todos los lugares sucediera lo mismo, <strong>el</strong> mundo sería más<br />

parecido al que Lennon imaginaba y que nada tiene que ver con <strong>el</strong> que se<br />

presenta. ¡Advierta cómo lo consigue para que los presidentes tomen<br />

nota de cómo se hace! Percibo que mis súbditos no están satisfechos<br />

aunque <strong>el</strong> número de descontentos empate con las secu<strong>el</strong>as <strong>el</strong>ectorales;<br />

unos resultados en los que la mayoría es la abstención, la parte más<br />

despreciada de la sociedad, más ignorada que los presos y los muertos.<br />

Por esa mayoría real a la que borran de los resaltados es por donde<br />

aprecio la creciente hartura d<strong>el</strong> pueblo y a la Corona no le interesan los<br />

escépticos ni los cínicos porque pueden hacerla tambalear.<br />

Empezaron a escucharse «¡Viva <strong>el</strong> Rey!» a lo que gran parte de la<br />

plaza contestaba «¡¡Viva!!» No todos se enteraban con la misma nitidez<br />

de lo que se decía en <strong>el</strong> escenario principal d<strong>el</strong> circo pero contagiados<br />

por <strong>el</strong> entusiasmo de los que sí gritaban, los más lejanos se unían a <strong>el</strong>los<br />

como si fuera un eco.<br />

—Después de que sus señorías han utilizado su turno de palabra,<br />

—dijo <strong>el</strong> escudero levantando los brazos para que <strong>el</strong> pueblo se<br />

sosegara—, y en vista de que se callan o porque se les seca <strong>el</strong> seso o<br />

porque <strong>el</strong> pueblo les quita la charla, aprovecharé para comentar los<br />

cuarenta años que dura la hipoteca de la vida. En <strong>el</strong> intermedio d<strong>el</strong><br />

retablo hemos escuchado claramente a algunos ciudadanos que<br />

informaban: ¡¡Que ¿qué nos pasa? Que no tenemos casa!! y ¡¡Espe Espe<br />

Espe, especulación!! porque ni hipotecando toda la vida de la pareja,<br />

pueden acceder a una vivienda indigna o cutre. ¿Cómo es posible que<br />

vivir legítimamente en un cuchitril cueste tanta pasta? ¿Están esperando a<br />

que se tenga que legalizar la okupación como se ha hecho con la<br />

homosexualización?<br />

—Lo que faltaba Sancho —objetó don Quijote—, que imprimas<br />

más v<strong>el</strong>ocidad a los temas ¿No ves que las materias se apisonan<br />

superficialmente?<br />

—Voy a hilar la hipoteca de la vida con todas las demás materias<br />

para que vea si estoy en <strong>el</strong> punto o con las ranas —reivindicó Sancho.<br />

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