El César vs. el Estado

cambia al preguntarte el porqué de lo que te metas en la boca; quien
controle las respuestas, el ego psicotizado o el sentido común, será el
actor responsable del transcurso de la vida: la vida depende de «ese». Es
difícil que el sentido común fluya mientras que el ego interfiera en su
estar pero sintiéndote calmado como te siento, podrás entender lo que
de alimentación vas a escuchar.
Sancho está recién despertado y comenzado a caminar; por eso, el
caballero se permite tantos párrafos sin parar.
—El cuerpo humano necesita nutrirse con frutas, germinados, brotes
y hortalizas, a poder ser crudas. Cuando el hombre se extravió en La
Evolución, la alimentación original se perdió entre los ritos y la
ignorancia hasta llegar a implorar «el pan nuestro de cada día, ¡dánosle
hoy!», un alimento artificial, mucoso, que como la cuchara y la
electricidad, ¡no son reales!, no existen en la realidad real. Seguro que si
como dicen es tan esencial para la salud del cuerpo, Naturaleza habría
dispuesto que de los árboles colgaran bocatas de grasa o hamburguesas
de pollo en vez de manzanas o higos. Los escasos nutrientes que entren
por la boca (en condiciones miserables por la forma de «producirlos», de
almacenarlos, de cocinarlos o de engullirlos), pasan del intestino y salen
por el ano, dejando un rastro tóxico en el organismo y aportando sólo
trazas de energía regeneradora.
»El cuerpo humano se resguarda de la acidez con una capa
mucoprotectora que preserva a las capas internas de las consecuencias de
la acidez. El moco que se adhiere a las paredes de los conductos produce
la paulatina impermeabilización de los mismos dificultando o impidiendo
la absorción de los nutrientes; una de las consecuencias de la mucosidad
es la depresión del sistema inmunológico por la falta cualitativa y
cuantitativa de nutrientes; el cáncer, las alergias, las gripes, la calvicie o la
infertilidad son otras secuelas por tener los conductos tapizados con
moco. Cualquier enfermedad es una reacción directamente relacionada
con los mocos adheridos en las paredes internas de venas, intestinos,
estómago o piel que aumentan progresivamente su espesor y adherencia.
»Paralelamente a la toxemia que provoca, la razón por la que se
digiere comida civilizada es para que los sapiens se sientan pesados, no
pescados, con la panza placenteramente llena durante suficiente tiempo
como para que no puedan reaccionar entre la ansiedad y la saciedad.
Escuchaba Sancho atentamente todo lo que podía mientras que
intentaba coger el paso y el discurso de su maestro. Si tenía que andar
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