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El César vs. el Estado

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d<strong>el</strong> encuentro fue <strong>el</strong> primero en intervenir para hacer las oportunas<br />

presentaciones.<br />

—¡Señorías! —saludó <strong>el</strong> alcalde—, ante ustedes tienen a Sancho<br />

Panza, <strong>el</strong> escudero de don Quijote de la Mancha.<br />

—No creo que a estas alturas sea necesaria mi presentación<br />

—interrumpió Sancho— como tampoco es necesario que me<br />

comunique <strong>el</strong> nombre de sus señorías; nos hayamos en presencia de los<br />

presidentes d<strong>el</strong> gobierno y de la Comunidad y aunque la una no sea la<br />

Bot<strong>el</strong>la, ambos representan las dos caras alternantes (izquierda/derecha)<br />

de la misma moneda: la corrupción. Sabrán que soy <strong>el</strong> alter ego irónico<br />

que hay dentro de cada uno de nosotros, ese observador soterrado o<br />

segundón pero que reconoce la hipocresía de manera directa, sin dimes<br />

ni diretes, sin protocolos ni mentiras políticamente correctas.<br />

<strong>El</strong> alcalde se escamó por la primera intervención d<strong>el</strong> escudero y<br />

evaluó que la salutación debía de estar fuera d<strong>el</strong> guión; debía de ser un<br />

déjà vu, un fallo en Matrix. La mueca que se hizo en su rostro fue<br />

suficiente como para no pasarla inadvertida y Sancho percibió la<br />

susceptibilidad por la que asomaba <strong>el</strong> ego. Sus sistemas de alarma se<br />

dispararon porque reconoció la bombilla roja que se había encendido en<br />

la nariz d<strong>el</strong> alcalde y automáticamente consideró que era menester <strong>el</strong> que<br />

moderara sus palabras y que se acordara de <strong>el</strong>lo durante las<br />

intervenciones. <strong>El</strong> alcalde quiso satisfacer su curiosidad y comprobar si <strong>el</strong><br />

comienzo había sido un casual malentendido o si las cosas se le iban de<br />

las manos. Así que se apresuró a preguntar:<br />

—Parece más gracioso de lo que se le exige en <strong>el</strong> contrato —dijo <strong>el</strong><br />

alcalde con cierto retintín—. Acláreme de qué conoce a sus señorías si<br />

viene de tiempos tan remotos.<br />

A Sancho le dejó suspendido <strong>el</strong> comentario temporal d<strong>el</strong> alcalde<br />

porque no le aclaraba si estaba siguiendo <strong>el</strong> rollo de estar hablando con <strong>el</strong><br />

escudero real o si lo consideraba un actor que lo estaba imitando y que<br />

había perdido los pap<strong>el</strong>es.<br />

—<strong>El</strong> Caballero don Quijote que está hablando con la alta alcurnia es<br />

<strong>el</strong> que ha hecho las presentaciones pr<strong>el</strong>iminares. Me ha indicado cuál es<br />

quién mientras que nos acercábamos y en anteriores charlas ha descrito<br />

algunas muestras de sus calañas.<br />

»Con respecto a lo remoto d<strong>el</strong> tiempo, le tengo que decir señor<br />

regidor que 400 años es una nadería si los compara con los 4.000 que<br />

tienen las Tablas de la Ley, los 40.000 que tienen los neandertales, los<br />

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