El César vs. el Estado

—¿Lo puede disculpar? —dijo Sancho dirigiéndose a don Quijote.
Sintiendo la aprobación de don Quijote, César acompañó a Sancho
hasta el otro ordenador y una vez allí preguntó:
—¿Qué es lo que tan pronto ha pasado? —preguntó el caballero
Alcor—.
—He estado familiarizándome con el funcionamiento de la máquina,
leyendo el índice con los capítulos y concibiendo en mi mente La Odisea
de Claro al completo —se explicó Sancho volviendo a la página de la
primera parte del libro—; La residencia de los dioses comienza en el capítulo
XII, página 270 y siguen dos más con los que termina la divina residencia
y primera parte del libro. Astérix y Cleopatra son los capítulos XXII y
XXIII de la segunda parte que empieza con el XV. ¿Qué pasa con todo
lo demás? ¿Se puede pasar de todo y ponerse a leer los dos capítulos
solos aunque realmente sean cinco la explicación?
—Tienes razón Sancho, no lo había pensado. En mi mente está toda
La Odisea de Claro y los puedo leer salteados. Cuando conoces algo tan
bien, da igual por dónde cogerlo.
—Pero yo no.
—¿Quieres intentarlo a ver qué pasa?
—Señor caballero ¿estás de cachondeo? Ya sé que es una de las
infinitas posibilidades pero no sé… De la realidad de Matrix he
aprendido que si desconozco los detalles no es lo mismo…; ahora estoy
confundido.
Pasado un rato en el que parecía entender lo que no acababa de
elegir de entre las infinitas posibilidades, el escudero siguió exponiendo el
corpus de la inédita transcripción:
—Después de un extenso prólogo en el que seguro que se hace una
introducción —siguió el escudero—, comienza El escudo arverno, sigue El
combate de los jefes, sigue La cizaña, El adivino y Los normandos para llegar a
La residencia de los dioses. La segunda parte comienza con El regalo del César
y luego Astérix en Helvecia, Astérix y Cleopatra, El caldero, Obélix y compañía,
Astérix en Hispania… Seguro que aquí salimos nosotros porque podemos
pasar de una realidad a otra en el universo bidimensional con suma
facilidad. Señor caballero, entenderás que son más de seiscientos DIN
A4 y ¿quieres que me entere del discurso leyendo la explicación de dos
secciones?
—¡Qué modernizado estás, qué control de las dimensiones del papel!
Ante tanta insistencia, el caballero Alcor añadió:
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