El César vs. el Estado

»Por otro lado, supón que a lo lejos distingues un Velociraptor, uno
de los dinosaurios más terrorífico de todos, un carnívoro feroz de hasta
dos metros de altura y hasta quince kilos de peso que seguramente
tendría plumas en vez de escamas y fuera endotermo. Caza en manada,
como los lobos, y esto lo hace más letal. Son muy ágiles y es sumamente
difícil escapar de su rapidísimo ataque. Es un cazador inteligente con un
cerebro muy grande en comparación con el tamaño de su cuerpo, como
todos los cerebros de los animales que cazan en manada, incluido el
sapiens pastoreado en rebaños que al cometer el pecado original,
desarrolló su cerebro sanguinario por esta razón. La cola (del
velociraptor) le proporciona un contrapeso ideal y estabiliza el resto del
cuerpo otorgando el que se pueda revolver y girar rápidamente cuando
caza a su presa. De todas las armas que hacen del velociraptor un asesino
eficiente, sus garras curvadas y afiladas son las más peligrosas, son
parecidas a las de un gato con puntas muy finas y aplanadas
lateralmente. Pondera el tamaño del que hablamos porque una de las
«uñas» del velociraptor tiene mayor tamaño que todo un gato; actúa
como un cuchillo cebollero afiladísimo y provoca largos y profundos
cortes en sus presas que probablemente se desangren hasta morir.
—¿A qué viene todo esto? —interrumpió el Sanchijote.
—… —don Quijote.
—Perdone señor caballero pero es que no lo puedo evitar.
—Ahora, sitúate entre los cinco millones de habitantes que pueda
haber censado La Comunidad (de Madrid) y reúnelos a todos en el lugar
de la Mancha que legendariamente se ha habilitado. Aunque la
coincidencia en la Historia no existiera ni por casualidad, para que nos
entendamos en otros aspectos vamos a situar ante el mismo tablero
temporal, a los cinco millones de neandertales por un lado y por otro al
clan de tiranosaurios rex escoltados por unas fragatas que a su vez, están
conformadas por una manada de velociraptores.
—¿Aunque haya tantos millones de tiempo por medio entre los
madrileños y los raptores?
—Es para entender otros matices.
—Prosiga —dijo el escudero confirmando el entendimiento de hasta
lo que ahí se había expuesto, ya fueran los matices o fueran los
castizos—. Cinco millones de neandertales y ¿cuántos dinosaurios?
—Da igual, los que tú quieras.
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