El César vs. el Estado

era que la fuerza del mundo
nos iba a mutar la existencia
por una absurda experiencia
de la que no se sabe si tiene final.
Conforme pasan los años
aumenta mi inseguridad
y en cada día que pasa de mi vida
no sé por dónde tirar
y por eso me pongo a llorar.
¿Dónde estará todo aquello
que ahora sólo recuerdo
que estoy segura de que me pasó
y ahora no pasa por mi cuerpo?
Si no fuera por la memoria
que ayuda a recordar lo pasado
aseguraría que es imposible
que yo estuviera enamorada
de un tío que ahora me importa
un rábano y un pepino.
¿Realmente me pasó lo que me pasó
o nada de lo que nos ocurrió sucedió?
Cuanto más escarbo en los recuerdos
más claro que lo tengo no puedo
algo me sucedió con mi marido
algo idílico y maravilloso
que ahora no encuentro ni a tiros.
¿Por qué pasarán estas cosas?
¿Por qué pasará siempre igual?
¿Será que esto es el amor?
¿Será que hay que cambiar de pareja?
¿Qué es lo que realmente hace daño:
dejar de amar o joder al «contrario?»
Así pensaba la mujer poco después
de haber colgado el teléfono
porque de sentirse juntos el mismo
a tener un plan B
han pasado sólo unos lustros
pero muchísimos disgustos.
¿Qué sentido tienen las cosas
para qué amargarse la vida
por qué engañar y ser engañado
para qué tanta mentira?
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Dejar de amar no hace daño,
se puede sentir un naufragio
del que la experiencia te puede ayudar
a saber que se puede pasar.
Pero lo que sí que hace mucha pupa
es joder al que tanto has amado
arruinando la fidelidad,
la confianza y la lealtad
que no se tienen por qué acabar
asestando una cornada infernal.
Cuando estas cosas suceden
y no se saben atajar a tiempo
realmente a quienes dejan
el sabor de la puta amargura
es al que las cornadas asesta
sea del sexo que sea.
Aquí no hay diferencias
aquí no hay ni paridad
porque cuando se habla de la conciencia
la mierda de la política
al infierno se la puede mandar.
Es uno mismo el que se hace daño
cuando actúa «sin principios»
sobre todo porque se dan cuenta
y te van abandonando gentes
a las que puedes recordar
el resto de toda la vida.
No hay pena que se pueda espantar
ni olvido que se pueda desear,
la conciencia es tan poderosa
que por mucho que se la quiera engañar,
te mueres sin haberla hecho mella
ni aunque te pongas melindrosa,
usado el femenino genérico
por la rima y no por el sexo.
El uno con la mentira del fútbol
y no se sabe si con algo más,
la otra con las llamaditas
y no se sabe si hará algo más,
crean un olor en la vida
que no se sabe si es una pocilga.
¿Por eso nos están «reportando»