El César vs. el Estado

—Mi señor —dijo Sancho capciosamente—, yo no hablaba de
imponer sino como dice, al menos se podría proponer.
—Querido escudero —dijo don Quijote percatándose de lo que
pasaba y encontrando la explicación al porqué de tanto rollo—; lo que
sugieres es por qué no nos llamamos Sanchojote o Sanchote en vez de
Quijancho.
—Veo que usted lee en mi mente con tanta facilidad como yo en la
del andalusí. ¡Pues claro!, si monta tanto Isabel como Fernando ¿por qué
no «El ingenioso hidalgo San Chijote de la Mancha»?
—¡Qué difícil me lo pones y cuántas vueltas das! No creo que el
andalusí estime tu beatífica sugerencia porque eres esencial para el arte
del discurso. Nadie se podrá olvidar de ti en la vida, ni como Sancho ni
como Sanchijote
—San Chijote habría rimado mejor en el Prólogo —justificó el
escudero—; imagínese: «Lectura del Santo Evangelio según San Chijote».
¿No me diga que no queda mejor?
—El evangelio es Rebelde y no sancto y con respecto a su autor, da
exactamente lo mismo, podría ser un anónimo más de los que salen en
cualquier época.
—¿Me tengo que sentir cosa y que no pinta nada? —protestó el
escudero.
—Antes has afirmado que te sientes vivo.
—Pero no puedo hacer nada.
—¿Cómo que no? Si para ti es lo más importante de la vida, dedícate
a cambiar el nombre. Proponlo y después calibra los resultados de tu
empresa.
—¿Cómo se sabe qué es lo más importante de la vida? —dijo el
escudero desorientado.
—Cada uno escoge su camino —susurró el caballero—; eso es el
vivir.
—Y la razón por la que nos sentimos solos.
—La elección es lo que nos mueve de espacio y de dimensión: El
Presente se presenta con infinitas posibilidades hasta que hemos
escogido una. En la vida real se necesita poner atención en lo que se hace
para saber lo que se está haciendo. Sin embargo, en la realidad de Matrix
no hay tiempo para saber si lo que se deja o no se deja pasar es lo
adecuado; ¡qué difícil debe ser el presente Civilizado en el que
constantemente se tiene que escoger entre las variopintas posibilidades
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