12.05.2013 Views

El César vs. el Estado

El César vs. el Estado

El César vs. el Estado

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Me aseguraba de caer bien a los de arriba —siguió la mujer un<br />

poco entrecortada—. Por la noche pensaba en mi cabeza: ¿caigo bien a<br />

todos los que pueden ayudarme? ¿caigo bien a los que pueden hacerme<br />

daño? Nadie creía que fuera una perdedora, yo no ofendía a nadie, a<br />

ninguna amiga ni amante. Es <strong>el</strong> juego. Todo lo que hago es por<br />

encontrar una justificación o una respuesta. Pero ¿sabes qué? Me está<br />

enseñando a vivir al margen d<strong>el</strong> juego, me está enseñando a vivir y ¿sabes<br />

lo que me asusta aún más?<br />

Pasó un efímero instante de los que Sancho puede convertir en<br />

terrenal aunque no se lo proponga pero ha sido capaz de no interrumpir<br />

<strong>el</strong> silencio con ninguna pregunta al respecto. Debe de haber percibido<br />

que la confesión de la intimidad requiere de un tacto tan d<strong>el</strong>icado que no<br />

entra la curiosidad.<br />

—¿Quieres saber lo que de verdad me sucede? —concluía la<br />

mujer—. Lo que intento es no despedirme de ti, intento decirte que te<br />

echaré de menos, intento olvidarte pensando, «Sancho: caso cerrado<br />

sabiendo que no lo conseguiré. Te doy las gracias por haber compartido<br />

este viaje conmigo. ¡Hasta siempre querido Sancho! Has conseguido que<br />

me sienta plenamente f<strong>el</strong>iz. No dejes que mi f<strong>el</strong>icidad se desvanezca en <strong>el</strong><br />

recuerdo.<br />

—Descuide mujer que es usted inolvidable. Sin que tenga que haber<br />

dios ¡le digo adiós!, o si prefiere le diré ¡hasta un luego! d<strong>el</strong> que todavía<br />

no sabemos cuándo, dónde ni porqué aunque ya sintamos que será con<br />

<strong>el</strong> mismo amor.<br />

«Han pasado casi tres lustros<br />

desde que conocí a mi marido<br />

paseaba con él por las tardes<br />

de los sábados y los domingos<br />

por <strong>el</strong> parque O´don<strong>el</strong>l y <strong>El</strong> Retiro.<br />

Cuando había un partido de baloncesto,<br />

mejor dicho de basket d<strong>el</strong> americano,<br />

lo veíamos juntos sentados<br />

como si fuéramos uno mismo.<br />

Cuando caminábamos juntos de la<br />

[mano<br />

unas veces en silencio y otras hablando,<br />

cuando nos mirábamos a los ojos<br />

unas veces sonriendo y otras llorando,<br />

cuando las caricias en su pi<strong>el</strong> o en la mía<br />

eclipsaban a la propia luz d<strong>el</strong> día<br />

la vida era tan diferente,<br />

como sabrá la mayoría de la gente,<br />

que ahora se encuentra <strong>el</strong> sentido<br />

en un bombón o en un cigarrito.<br />

Como los mandamientos de dios<br />

se han resumido sólo en dos<br />

las idioteces y lo aburrido<br />

que se hacen o se padece<br />

en una vida mortecina<br />

con la ilusión totalmente marchita<br />

porque todo te importa un pito.<br />

Cuando estábamos en la universidad<br />

queríamos cambiar al mundo<br />

sin saber que lo que iba a pasar<br />

343

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!