El César vs. el Estado

eternizar. Pero se ha hecho tarde hasta para los que sabemos que el
tiempo no existe y cuando es menester, diríase que interesa descansar.
Hamann: Diríase que todos duermen tranquilamente. Yo detesto
dormir, apenas duermo un par de horas. Creo que dormí
mucho
hasta los once años y ahora compenso aquel exceso. ¿Y tú?
Neo: Nunca he podido dormir demasiado.
Hamann: Buena señal.
Neo: ¿De qué?
Hamann: De que continúas siendo humano.
Replantearse el vivir, hacerse las grandes preguntas o tomar decisiones
existenciales emplazan al insomnio; lo que nos hace humanos es
preguntarnos el porqué de todo y sus circunstanciales consecuencias, no
el no dormir demasiado. Termine aquí esta jornada para que cada uno
reflexione en la medida en la que se lo permitan su prisa, su ego o su
dinego. Las decisiones no tienen que ser instantáneas; recuérdese que
hace falta no tener prisa para que no se haga tarde pero como no se tome
una decisión, se va a hacer tarde demasiado deprisa. Descansad lectores y
cuando mañana despertéis, sentid que es posible que os encontréis con
los don Quijote y Sancho reales que andan por estos andurriales de
Matrix y que seguramente no estén tan lejos de vosotros. Si armonizáis
con sentido común, puedo anticipar que los hallaréis fácilmente dentro
de vosotros mismos.
Ni aunque fuera un príncipe azul
ni por compasión con la reflexiva mujer,
tampoco es por dejarme afectar
por la caballerosidad del transcriptor.
Por lealtad a reflejar la realidad
que está sucediendo en ese hogar,
por fin ha conseguido la madre
preocupada por su niño,
su ego, su curro y su edad,
echar la cabezadita del sofá
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con un murmullo de fondo
que no es precisamente el del mar
y cualquiera podrá imaginar
que de la tele se podría tratar.
¿Podría tomar esta mujer
una decisión para su bien?
¡Que descanse profundamente
y que sueñe con los angelitos!
Esta madre además, se lo merece.