El César vs. el Estado

caso «Centurión», un nombre que se podría extrapolar adecuadamente a
cualquier otra situación tempolaboral. Si desde la más tierna infancia de
nuestros queridos civilizombis saben la cara y el body que se le pone al
«Centurión» de la Patronal cuando los currantes negocian con coraje y
decisión ¿por qué son tan amanerados?
—Porque deben de pensar que exigir a la Patronal que les trate con
un mínimo de dignidad debe de ser cosa de cómics. Ahora, el Gobierno
y la Patronal los tienen acojonados con el terrorismo del paro.
—Yo ya lo sabía pero díselo a los validos del rey porque ésos no
tienen ni repajolera idea.
Sancho se sentía más tranquilo porque considera que el diálogo va
bien. El caballero Alcor está un poco resumido pero Sancho ya no se
toma nada de manera personal y ha pensado que el formato conciso
también es una manera efímera de hablar. No hay que enrollarse tanto
porque termina aburriéndose hasta el tato. El narrador también está
aprendiendo la lección así que…
—Enigmáticamente —continuó Sancho más emocionado y relajado
a la vez—, Astérix pregunta al druida casi al final si cree
verdaderamente que podrán siempre detener el curso de las cosas
como acababan de hacerlo. Perdón, lo enigmático viene con la
respuesta del druida: Pero aún tenemos tiempo. ¡Tanto tiempo! ¿Se
refieren desde la época del César o desde que tú naciste? No es lo mismo
que lo diga el druida en el cómic, habrían pasado dos mil años, a que lo
digan los creadores del cómic más o menos cuando «naciste» y se aplastó
la «última revolución posible».
—¡¿Tanto tiempo?! —preguntó admirativamente el caballero—. Se
acabó. Es el instante de reaccionar. Ni dos mil años ni frisando con los
cincuenta. ¡¡Rebelión ya!!
—Eugenia da más caña a las diosas —comparó el escudero—: dice
que tienen la inteligencia de un mosquito y que son unas psicópatas.
Tú no me dejas expresarme así. ¡Eres un dictador!
—Cesar Imperator, Dictator Perpetuus, Consul, Pontifex Maximus y
Praefectus Moribus; sin lagunas epistemológicas Sancho —recordó el
César—. Otra cuestión.
—¡Ya!, porque las diosas son materia reservada a caballeros
—murmuró Sancho protestando sin enterarse ni papa de lo que había
escuchado—. ¡Cómo mola tu «apellido»! ¿nooo? Te queda muy fardón.
¡Déjame entonces a mí a las presidentas y a los vicecargos, so buitre!
929