El César vs. el Estado

—anunciaba Sancho con voz engolada—. ¿Le gustaría vivir como un
dios?» Esto es lo que reza en el anzuelo del implegable prospecto para
que piquen los listos listos civilizombis. Que se dijera en el -50 o en 1971
es lo de menos porque ¿cómo demonios es hoy día, en el año de nuestro
señor de 2009, casi 40 años después?
—Si te refieres al cansancio de la atmósfera hedionda de la urbe…
—decía el caballero.
—No te esfuerces que sin la infusión de betónica me respondo yo
—continuó Sancho solo sin dejar terminar—: ¡muy fatal! ¡Y anda que no
se ha acelerado todo en estos 40 años! ¡Qué horror! (La betónica es una
planta que confería el poder de la adivinación).
—Mientras que tengan pan, fútbol o televisión, se puede hacer poco
—suponía el César—.
—Ahora estoy seguro. ¡Todo esto forma parte del plan de Julio
César para hacernos desaparecer! César utiliza a los romanos que
viven en la residencia de los dioses pero ni ellos mismos lo saben…
—rebeló el consistente escudero—. Podría parecer que lo digo yo…
pero ¡no!, lo dice el druida de la aldea y no sabemos si en el -50 o en
1971. ¿Cómo habría que decírselo para que les quedara más claro: César
utiliza a los civilizombis…?
—¡Así no Sancho! —cortó el caballero por lo sano— no sea que me
confundan con el dictador y piensen que lo digo yo. Si acaso dilo como
en el cómic: Julio César.
—¿Cómo vas a decirlo tú si eras un niño cuando de editó todo esto?
—relajó el escudero—. O estás paranoico o tienes un saludable sentido
del humor.
—No insistas con las fechas porque la cosa es grave —dijo César—.
Si ahora estuviéramos en 1971 ¡cuántos desastres evitarían los sapiens!
—¿Tú crees? —se burló Sancho—. ¡Pues yo no! ¿Crees que si
estuviéramos en 1938 sabríamos evitar la 2ª Guerra Mundial?
Ante el semblante desencajado del César, Sancho hizo la
contestación.
—Piensa si vais a ser capaces de evitar la ¿3ª? Guerra Mundial y
déjate de pasados que lo pasado ya pasó. Te preguntaría «¿Qué
hacemos?» si no reservara esta pregunta para el Prólogo evangélico.
»En El Planeta de los simios ¿IV? —presentó Sancho para relajar el
semblante de un simio de tamaño medio—, César libera a los monos
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