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El César vs. el Estado

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producido un contacto visual. Sin que implique nada hostil, ha empezado<br />

una persecución en la que como quedaba referido, una pareja inmortal<br />

camina detrás de otra animal. <strong>El</strong> contacto es tan lejano que parece que se<br />

desarrolla dentro de un átomo; las parejas de protones y <strong>el</strong>ectrones<br />

vibran orbitando a suficiente espacio d<strong>el</strong> núcleo para que <strong>el</strong> paseo siga<br />

teniendo de todo y nada de agobio.<br />

Sin que Sancho conozca la causa de la decisión, su consecuencia se<br />

ha integrado en la vida y ahora esto es <strong>el</strong> vivir; cada uno por su lado y<br />

dios en <strong>el</strong> de ninguno, las dos parejas comparten camino sin que todavía<br />

lo sepa una. Los de alante pasean conectados aunque casi nunca van<br />

juntos y los de atrás pasean juntos aunque casi siempre vayan<br />

conectados. Dejando así <strong>el</strong> escenario, lo que suceda entre la otra pareja<br />

forma parte de algo que para este narrador es todavía un arcano.<br />

Volvamos a lo que se produce en esta escena en la que por algún motivo,<br />

sí se sabe lo que está pasando.<br />

—Interesante escenario es <strong>el</strong> que has dejado hilvanado entre Egipto,<br />

Bab<strong>el</strong> y <strong>el</strong> Averno —prosiguió <strong>el</strong> caballero— y la fama de los<br />

protagonistas es de todos conocida por referirse nada menos que al<br />

engendro de Kus, Nembrot, y al juez d<strong>el</strong> Fuego Eterno, Radamanto; por<br />

otro lado están Moisés, Midas y Yahveh, tres personajes tan conocidos<br />

que no hace falta presentar su porqué.<br />

—<strong>El</strong> honor de este escudero me impulsa a reconocer que las vu<strong>el</strong>tas<br />

de Sanchijote nos han desviado d<strong>el</strong> camino argumental —se excusó <strong>el</strong><br />

escudero echando <strong>el</strong> muerto al ego—. Volvamos a los personajes de <strong>El</strong><br />

Quijote y dejemos a los dos famosos tríos bíblicos de los que poco<br />

interesa ahora su porqué; pongo la firme determinación de no dejar a mi<br />

ego que disperse la atención. Debido a muchos porqués, la exposición de<br />

quién es <strong>el</strong> príncipe don Carlos ha quedado cortada por <strong>el</strong> que dice ser<br />

escudero d<strong>el</strong> caballero Carlo. Imagino que de esto queda mucho por<br />

decir pero también se ha aludido a Quijada que de forma<br />

primorosamente resumida, ha explicado con su ap<strong>el</strong>lido.<br />

»Reconozco que se ha cortado con la irrupción d<strong>el</strong> ego de Sanchijote<br />

y ya sabe que lo siento muchísimo desde que me he dado cuenta d<strong>el</strong><br />

desatino. Fíjese cómo me he quedado que la atención en este recuerdo<br />

no se ha olvidado; también sé que con tantas vu<strong>el</strong>tas como doy, no<br />

vamos a acabar nunca. Hable cuanto quiera que si en algo le interrumpo,<br />

será sin salirme d<strong>el</strong> hilo de los personajes ni de la conversación. Estoy<br />

seguro que vuesa merced llevará a buen puerto esta Odisea de reb<strong>el</strong>ar los<br />

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