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El César vs. el Estado

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mandar a su hijo a respirar los aires de mar. Atravesaba aqu<strong>el</strong>los días uno<br />

de esos periodos agudos de la enfermedad crónica en los soberanos<br />

españoles: la falta de dinero. Por más que a sus requerimientos pidiendo<br />

subsidios habían respondido las Cortes con las mejores promesas, las<br />

cajas continuaban vacías. Si hay que otorgar crédito al embajador<br />

Tiépolo, era tal la penuria de recursos que «algunos días hubo que<br />

suprimir (en la Corte) la mesa ordinaria de los gentiles hombres, de boca<br />

de su majestad».<br />

—¿Me quiere decir que si sus súbditos dejan de subvencionar<br />

holgadamente su costosa Corona, podrían pagar con más dignidad la<br />

crianza de sus propios hijos? —propuso <strong>el</strong> susceptible presidente—.<br />

Mirad, majestad, que Pedro Ruiz de Azagra, señor de Albarracín, obligó<br />

a los reyes de Castilla y Aragón a tratar con él de igual a igual. ¿Qué<br />

pasaría si se lo exigiera un caballero de Castilla?<br />

—Esto va muy rápido presidente y no me he enterado muy bien si<br />

en sus palabras hay demagogia o hay realismo —desvió <strong>el</strong> rey sabiendo<br />

que un negro ha escrito la histórica cita d<strong>el</strong> presidente y zapatero—. Una<br />

cosa es que los esclavos despilfarren su dinero con inmundas<br />

menudencias que <strong>el</strong>los libremente consideran y otra muy diferente es que<br />

«legalmente» se les retenga d<strong>el</strong> su<strong>el</strong>do una buena cantidad de su dinego<br />

para subvencionar los hijos y la casa de otro que ha decidido vivir<br />

esclavo de su sangre real.<br />

»Podríamos hacer un trato: puestos a okupar Monkloas u otras casas<br />

reales, podrían venirse ustedes a mi mansión o mudarnos nosotros a la<br />

suya. La que quede libre se podría subastar y con lo que saquemos, mejor<br />

dicho, con lo que saquen los españoles puesto que ambas son de <strong>el</strong>los,<br />

subvencionar con mucho más de 2.500 euros a los recién nacidos y así<br />

paliar las decenas de años que por los cojones de los gallaones, heredan<br />

en deuda pública y sus intereses.<br />

—¿No le suena la desamortización de Mendizábal? —preguntó <strong>el</strong> ex<br />

profesor de derecho.<br />

—Mientras que se trate con Libertad de Expresión a la creación <strong>El</strong><br />

<strong>César</strong> V5. 3l Est4do y no salga ningún juez con grafiosis, tego y chistera<br />

—respondió <strong>el</strong> rey—, podemos darnos con un canto en los dientes<br />

mientras que llegue Martínez o Mendizábal.<br />

¿Qué juez podría evaluar <strong>el</strong> ganador de esta contienda verbal? <strong>El</strong><br />

perdedor es de todos tan conocido que su nombre no necesita <strong>el</strong><br />

veredicto de ningún tribunal: ¡<strong>el</strong> pueblo! <strong>El</strong> rey empezó pisando un<br />

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