El César vs. el Estado

Domenico Teotocópulus; el Pocero-cualquier chorizo con pintas
(también está el bueno); el caballero Alcor-sujeto pasivo 394.503-F.
—Deje que siga con la recapitulación que nos ocupa —solicitó el
escudero— porque lo único que me faltaba es que aparecieran más
personajes, motes y aliases.
»Por un lado:
• Príncipe Carlos, Caballero Carlo, Miguel de Cervantes,
William Shakespeare, don Quijote y Sancho.
»Por otro lado:
• Sujeto pasivo 394.503-F, José César M. de Castilla y Muñoz,
Caballero Alcor, Pinterete, Cide Hamete Benengueli.
—Hay muchos más pero para no embargar al entendimiento, queden
por buenos los cinco que has dicho.
—¡Qué casualidad! Tan embotada como tengo la sesera, no he
reparado en el número imperial de moda; dejémoslo como está no sea
que me mosquee con la programación de la psique hasta en lo más sutil.
¡No quiero ni pensar todo lo que no puedo controlar! ¿Por qué habré
utilizado el cinco otra vez?
—Tranquilo Sancho, no te mosquees tanto porque nadie te está
apremiando. Te insisto que es un placer compartir esta Odisea contigo,
querido más que amigo y alter ego sempiterno.
Afortunadamente, una cacatúa, un agapornis o un loro al que
Apuleyo escribió un elogio y que en tiempos de Astérix era uno de los
mayores atractivos en las fiestas romanas, entró en acción y Sancho no
la ha dejado inadvertida si decidimos quedarnos con la primera opción
(qué mas da ¿no?). Todo el discurso se detiene para fijar el análisis en la
novedosa situación y como siempre desde el Buda, el cambio de atención
disuelve la aversión. Su canto es tan particular que destaca sobre los del
resto de las aves y no por ninguna cosa especial: un poco por el timbre y
otro poco por la melodía. Nada tiene que ver con los pájaros autóctonos
y delicias de Diana que corretean por estos parajes; crean entre ellos una
armonía tan conocida, que el canto tropical destaca sobre los demás.
Don Quijote le explicó que estos pájaros selváticos forman parte del
desmadre generalizado y se deben considerar como una prueba más del
descontrol más incontrolado. No han llegado hasta aquí volando ni se
han despistado de una migración; son víctimas del tráfico de caprichos
que, como todos los demás, terminan apretando un botón o destrozando
la relación tirándola por la ventana.
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