El César vs. el Estado

—También he citado a frailes (los dominicos). Un monje tiene el
voto de estabilidad y un fraile no. Metido en Matrix como estás, admiro
tu estabilidad.
—No sé de modas y rechazo las imposiciones así que si los pelos
salen naturalmente de la cara, será por algo. Demasiado es que me la
corto cada no sé cuanto. Además, cuando has traspasado los
cuatrocientos años, cincuenta más o menos te dan lo mismo así que lo de
las canas…
—Pues te quitarías unos cuantos añitos de encima
—¿Para ser más joven que yo? Paso Sancho, todo eso es un rollo
artificial, realidad de Matrix en estado puro. Evito mirarme en el espejo
no sea que caiga en la tentación de verme más guapo que yo, un gran
alimento para el ego. Fíjate que me lavo la cara cuando a medio día voy a
la piscina; con la cantidad de lejías que le echan, seguro que ese agua me
arranca hasta las pestañas. ¿Cómo es que tienes tanto empolle sobre los
monjes?
—Seguro que son artificios tuyos. Yo no sé lo que sé, al parecer me
lo implantas tú con pastillas azules, anestesias con siestas o con un negro
que impone el guión. Los frailes hacen votos solemnes de pobreza,
castidad y obediencia y los religiosos hacen los votos perpetuos; que los
cumplan o no es harina de otro costal en el que no nos vamos a meter
por prudencia y bondad. Los monjes hacen aparte el voto de estabilidad
y los curas hacen la promesa celibataria pero no hacen votos.
—Los jesuitas hacen el voto de obediencia al papa, una exclusiva
para que no usurpen este poder contra el que tantas veces han
conspirado. Lo del «papa negro» es porque demasiados confunden el
control del papa con el control del general de los jesuitas.
—¡Son unos mafiosos! Entonces ¿qué haces con el tiempo para que
sea tan mágico a tu lado, qué me está pasando?
—Quizá sea el contagio de la Cuarta Dimensión —le intentaba
explicar—. Si te fijas bien, realmente no nos ha pasado nada. Lo más
destacable y además por evitable, ha sido un viaje en coche a Madrid de
ida y vuelta porque por lo demás, no hemos hecho nada.
—Pero con don Quijote no es igual —victimó el escudero.
—Con lo cariñoso que es —le contesté con firmeza—, seguro que te
ha mimado y no estabas acostumbrado a un caballero dinámico que te
está dando más caña.
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