El César vs. el Estado

»¡Considerad la alternativa y si tengo la razón! ¿Qué pasa si
mañana empieza a terminar la guerra, no merece la pena rebelarse?
¿No merece la pena morir por ello?
La plaza volvió a llenarse de gritos, aplausos y algunos eslóganes por
los que transpira la hartura de los ciudadanos y la necesidad de Rebeldía.
Don Quijote sigue si decir nada nuevo porque todo lo que está diciendo
se ha dicho previamente en Matrix. Si se repasa la Trilogía, se
comprobará que los dioses sólo lo pueden decir más obtuso porque más
claro es imposible. Muchos de los que escuchaban desearían que dieran
carta blanca al caballero para preparar el despertar con todos los
medios necesarios: el gobierno.
—Todo lo que tiene un principio tiene un final —prosiguió el
caballero rebelando—. ¡Veo llegar el final de Matrix! Algunos
coincidirán con mi credo, sé que otros no. Los que creéis lo que
yo, sabed que el final de nuestra lucha está cerca. Pronto se
cumplirá la profecía. Los dioses quieren culpar a la subespecie suicida
del caos actual para quitarse el muerto de tan descomunal desatino. Pero
yo os reafirmo que no somos los responsables de la decadencia definitiva
de Matrix. A lo largo de nuestra historia los dioses han dependido de
las máquinas civilizombis para sobrevivir. Los Caballeros Rebeldes
afirmamos que El Sistema es degenerado desde su propia creación y está
abocetado por una mente inferior limitada por los parámetros de la
esquizofrénica divinidad. Sin embargo, los troglodioses creadores de
Matrix consideran que el Programa Civilización es una obra de arte,
precisa, sublime, casi perfecta, un éxito sólo equiparable a su
monumental fallo: su existencia. Matrix es la consecuencia de la
imperfección inherente a todos los que se quieren creer o sentir que
son dioses (por cuestiones y connotaciones culturales habría que decir
demonios). Civilización es una anomalía sistémica integral en
Naturaleza y por eso crea «fluctuaciones» a las que llaman Cambio
Climático. Su ineluctable fracaso es una consecuencia de la
imperfección inherente a todos los humanos que descienden de los
que en el génesis de esta extravagancia se pusieron a comer carne o
carroña, homínidos con una psique incipiente cuya evolución nos
conduce directamente a la extinción después de tropezar en un camino
salpicado de equivocaciones, agujereado con psicopatías, con mucho
sufrimiento y tristeza y nada de cariño.
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