El César vs. el Estado

suicida que vivía en Gaia no tenía solución. ¡Bueno sí, la extinción!
Por fin todos, rebeldes, diosas y esclavos, éramos iguales.
»La extinción también aclara el eslabón perdido —añadí
conteniendo la rabia para que por pudor, no saliera de mi mente—.
¡Qué cutres son los eslabones secretos de la cadena perdida! Si
nuestro eslabón perdido es una lata de chapa que contenía cualquier
refresco, su eslabón perdido debe ser un clavo tan oxidado que ni en
la mente podrían tener. ¿Qué provocó la mutación del antecesor en
sapiens, una inseminación cósmica, un polvete con la Federación
Galáctica o una casualidad?
—En el Génesis utilizaron el polvete como excusa para explicarlo
todo —me dijo el viejo sin sentir vergüenza ajena—. Los Nefilim eran
una fusión de dioses y «sapians», ¡no de diosas y sapiens! [Leer
Génesis 6.]
—¡Menudo argumento de mierda! —he contestado—. Si nuestro
eslabón perdido es realmente un souvenir de Civilización ¿cuál fue el
de los civilizombis?
—El pecado original —me contestó el viejo bíblicamente; él sabrá
el porqué.
[Con este pequeño detalle se va a conocer la frontera entre el
transcriptor y el narrador. Al final del mamotreto anterior, se han
quedado pendientes dos aclaraciones que la dispersión de Sancho ha
distraído de su atención. Se había aclarado el vínculo entre las dos
realidades pero faltaba por descifrar el eslabón perdido y el que por fin
todos fuimos iguales. El narrador se disponía a hacerlo ¿al final del
mamotreto anterior o al comienzo de éste? para no dejar laguna alguna;
el transcriptor, conociendo esta explicación, ha omitido la del narrador
para evitar la duplicación. ¿Se habrá dado cuenta alguien de la omisión o
miraban a la mujer/varón de rojo? Queda aclarado que la posible
laguna argumental que podría existir en el pasado, está depurada en este
futuro que además, es el presente de cada uno.]
—Ni con el paseo que nos hemos dado se me ha pasado el cabreo
—le he comentado después de escuchar el argumento del original
pecadón perdido—. Discúlpame de nuevo por repetirte otra vez más
la jodida pregunta: ¿es real lo que estoy viendo, es real lo que me
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