El César vs. el Estado

—¿Te imaginas que los civilizombis se pusieran a leer El César V5. 3l
Est4do al completo, con películas y documentales examinados y lecturas
analizadas? Estarían unas semanas dedicándose a una sola actividad y
cuando terminaran, su vida habría cambiado de tal manera que serían
otros: estarían despiertos. Muchos podrían encontrar el sentido en sus
desnortados caminos. Los que quieran seguir agarrados al clavo ardiendo
Civilización, van a flipar con la otra manera más radical de depertar.
—No se me había ocurrido pero no creo que tengan tiempo.
—¿Crees que tienen algo mejor que hacer?
—Ya sabes que no me meto en la vida de nadie. Cada uno tiene su
camino y con ocuparme del mío, tengo más que suficiente. La versión
informatizada de El César V5. 3l Est4do tendrá algunos vínculos directos a
Internet. Esto facilitará la lectura.
—Y la alargaría.
—Si como afirmamos no existe el tiempo ¿qué más da el espacio que
se utilice para su asimilación si de lo que se trata es de despertar antes de
que lo haga la extinción? Si pudiera intercalar las películas, libros y
documentales sólo citados, se facilitaría mucho la digestión.
—No seas tan didáctico y quieras ponerles la papilla tan predigerida;
deja que se busquen un poco la vida porque don Quijote me ha
enseñado que la voluntad que hay que poner en despertarse es esencial.
Los civilizombis no pueden seguir sentados viendo cómo se les pasa la
vida, tan callando; tampoco pueden esperar que les sigan dando la sopa
boba porque las que les obsequiaban con mendrugos y fútbol, están
asqueadas de tanta estupidez y les van a poner las pilas.
—¿Cómo?
—Exterminándolos. Los van a barrer del mapa con influenzas o
gripes, con SIDA o con zambombazos. Recuerdo las palabras del
discurso que don Quijote pronunciaría a los civilizombis cuando se los
encontrase en la realidad de Matrix y, aparte de no parecerse a las que
ayer pronunció en la Plaza de Cervantes, ahora las entiendo; cuando se
las escuché antesdeayer por la tarde, no entendí ni papa.
—No fue el viernes Sancho, fue el jueves.
—¡El día que han secuestrado de la semana! A poco que te esfuerzas
en no querer seguir comiendo en el pesebre, la transformación que se
produce es portentosa. Por cierto, termina rápido con la transcripción
porque tengo ganas de leerla de una vez; no te enrolles más, no la quieras
requetemejorar y sácala ya.
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