El César vs. el Estado

Mamotreto V.
EN EL QUE RECOMIENZA LA VIDA DE SANCHO
EN LA REALIDAD DE MATRIX
CON UN DESAYUNO AMUCOSO REAL
Ponderar el uso del discurso es una maestría a alcanzar; exige cierto
equilibrio para no confundir el uso con su abuso. Comience el día
prudentemente y déjese la palabra en manos de escudero y caballero
porque están despiertos y no deben esperar. ¡Hasta luego lectores!
—Buenos días tenga vuesa merced. ¿De dónde ha salido ese timbre
intermitente que ha conseguido avivarme?
—Se llama despertador y corta el descanso y el sueño para hacer
otros menesteres. ¿Qué tal has pasado el resto de la noche?
—¿El resto de qué noche?
—En fin Sancho ¿qué recuerdas de anoche?
—Señor caballero, el resumen es muy sencillo. Debí de beber tanto
que tengo la boca espesa y temo que se me quede pegada si la refresco
con más vino; eso me dejaría sin habla y no podría responderle sobre
algo que me encantaría confirmar que se ha borrado de la memoria. No
me haga recordarlo tan temprano para no espantar al olvido; así, podré
mantener un sosiego que aunque sea aparente como parece serlo todo,
en este momento es suficiente.
—Algo debió de suceder para que no quieras que se te selle la boca.
Estoy seguro de que intentas comprender lo que quieres olvidar y no
sabes cómo empezar a hacerlo.
—Lo que quiero es que se me llene la boca con todos los manjares
que se pueda imaginar. Así podré constatar con el más docto de mis
exámenes, el paladar, si en Matrix todo es apariencia o es real. Lo de
anoche lo podríamos dejar para después de tener la panza llena.
—No tengas tanta prisa por desayunarte y refréscate la boca con este
néctar de hierbas que he preparado.
—Pero señor ¿dónde está lo sólido con lo que rellenar la barriga y no
la vejiga? No me irá a decir que en Matrix se duerme pero no se come, ni
que la comida sea tan aparente que no haga falta verla para catarla.