El César vs. el Estado

—¿Cuánto tiempo crees que durará la paz de tu Corona?
—preguntó el escudero.
—Tanto como sea posible —afirmó el rey—. ¿Qué pasará con
los otros?
—¿Con quiénes? —preguntó el escudero.
—¿Con los que quieran liberarse? —puntualizó el rey
—Aunque sea futuro te responderé que obviamente, quedarán
libres —propuso Sancho.
—¿Me das tu palabra? —suplicó el rey.
—¿Por quién me tomas, por humano? —cortó Sancho.
El disco duro del rey se ha quedado colgado con la interrogante
respuesta del escudero. Para los dioses, cumplir con la palabra debe de
ser algo al margen de lo humano y veremos si tienen razón: La casta de
los intocables políticos miente como psicópatas y no cumplen su palabra
ni cuando se comprometen por escrito con el «Programa Político». ¿Qué
nos podría hacer pensar que no lo están? ¿Forman parte de los que se
consideran no-psicópatas aunque mientan sin cesar? Los pobres
empresarios que abaratan costos constantemente porque no cobran lo
suficiente, ¡mienten sin parar! porque cada vez ganan más, tanto con el
botín como con el florentimo. Los contribuyentes que intentan
defraudar al fisco porque saben que les están engañando, necesitan
mentir todo lo que pueden porque en este caso, mentir se ha convertido
en una cuestión de supervivencia. Los ciudadanos mienten no sólo por
las apariencias, ¡mienten porque mienten!
Para no seguir con esta relación porque los lectores saben
perfectamente a lo que este humilde narrador se está refiriendo, afirmaré
que «El Sistema es consciente» de que ha creado una sociedad
esquizofrénica; si no fuera así, no habría tenido la imperiosa necesidad de
crear a los agentes de Matrix destinados en la Agencia Tributaria para
subsanar esta contrariedad. Si nadie mintiera, no haría falta tal Agencia
pero como todos saben que todos mienten, han patentado a unos
mentirosos que vigilan a los que mienten. ¿Quién vigila a los mentirosos
de los mentirosos? Por encima de todos, «El Sistema» ha situado a los
mayores mentirosos de todos: los políticos y en especial sus gobernantes.
Que vivimos en una sociedad esquizofrénica no es una opinión, es una
realidad confirmada por la cantidad de inspectores que vigilan a los
vigilantes de los guardianes de la mentira en general y en este caso de la
fiscal. El Ministerio de Hacienda sabe que los contribuyentes mienten;
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