12.05.2013 Views

El César vs. el Estado

El César vs. el Estado

El César vs. el Estado

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

lo de la gripe gorrina,<br />

porque comportarse como un cerdo<br />

nos lleva a compartir los virus,<br />

<strong>el</strong> hígado, <strong>el</strong> corazón y la barriga?<br />

Puede que tantos trasplantes<br />

hayan mutado a la especie suicida<br />

por otra más guarra todavía<br />

sucia, marrana y cochina.<br />

Mientras que Sancho se acercaba al caballero, se quedó pensando entre<br />

lo que ya sabía y lo que acababa de conocer. <strong>El</strong> escudero se sentía tan<br />

alterado que no sabía si era por la novedad tamagochizada o <strong>el</strong><br />

<strong>el</strong>ectromagnetismo corporal. Sancho está tan ido que no se puede saber<br />

si ha notado <strong>el</strong> cambio de trato en la maravillosa mujer cuando sin querer<br />

despedirse lo ha tuteado. La cercanía que sintieron <strong>el</strong> uno d<strong>el</strong> otro es algo<br />

que sólo <strong>el</strong>los han vivido y por lo que nos toca de Sancho, está claro que<br />

ha sido intenso. Entretuvo su mirada por los alrededores porque su<br />

microprocesador necesitaba silencio mental para r<strong>el</strong>acionar la<br />

información recibida (¿o serenar la sensación profundamente sentida?);<br />

después la acomodará en algún lugar d<strong>el</strong> disco duro que ni Sancho ni<br />

nadie puede controlar; sólo se puede decidir que sea <strong>el</strong> sentido común o<br />

<strong>el</strong> subconsciente egotizado, <strong>el</strong> que se encargue de su almacenamiento en<br />

la memoria o en <strong>el</strong> olvido. Consideraba también de la mujer la grandeza<br />

de su valor junto a su rara discreción, que bien lo mostraba en <strong>el</strong> modo<br />

de contar su historia. ¿Será esto <strong>el</strong> amor? Repuesto d<strong>el</strong> ensimismamiento,<br />

Sancho atisbó a don Quijote y la causalidad lo dirigió hacia allá.<br />

—¡Eureka! —exclamó <strong>el</strong> escudero al llegar—. ¡Ya conozco la razón<br />

de todos los males, <strong>el</strong> nombre comercial d<strong>el</strong> Alien y la causa presente d<strong>el</strong><br />

entuerto! <strong>El</strong> virus que infecta de subconsciente al consciente tiene<br />

nombre oriental y aunque no sea insignificante, es tan diminuto como la<br />

psique. Tiene <strong>el</strong> tamaño de una nuez, tiene botones y se puede suicidar;<br />

también es posible que se pueda beatificar.<br />

—Dame la buena nueva que si no vas a estallar —solicitó don<br />

Quijote.<br />

—¡Se llama timogachi!. Inculca unos protocolos eficaces que se<br />

integran en <strong>el</strong> ego de los civilizombis y determinan la manera de<br />

codearse: si algo no funciona como sus caprichos imponen, o aprietan<br />

un botón o destrozan la r<strong>el</strong>ación<br />

—Será tamagochi a menos que lo quieras actualizar.<br />

—Es que menudo nombre; para recordarlo lo r<strong>el</strong>aciono con timo. Es<br />

un programa capaz de sentir.<br />

—¡Es una máquina <strong>el</strong>ectrónica programada, un programa con I.A!<br />

345

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!