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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

atraídos por las nuevas ideas y experiencias, no pueden desarrollarse más allá<br />

del poste del camino junto al cual están descansando en este momento. Si existe<br />

una fuerza que alimenta la raíz del dolor, ésta es la negativa a aprender más allá<br />

del momento presente.<br />

Sabemos que la criatura del hombre salvaje está buscando su propia mujer<br />

terrenal. Tanto si uno tiene miedo como si no, el hecho de dejarse conmover por<br />

el alma salvaje de otra persona constituye un profundo acto de amor. En un<br />

mundo en el que los seres humanos tienen siempre tanto miedo de "perder", hay<br />

demasiadas murallas protectoras que impiden la disolución de las personas en la<br />

numinosidad de otra alma humana.<br />

El compañero de la mujer salvaje es el que posee tenacidad y paciencia espirituales,<br />

el que es capaz de enviar su propia naturaleza instintiva a atisbar bajo<br />

la tienda de la vida espiritual de una mujer y comprender lo que ve y oye allí. El<br />

mejor partido es el hombre que insiste en regresar para intentar comprender, el<br />

que no permite que los espectáculos secundarios que encuentra por el camino lo<br />

aparten de su propósito.<br />

La tarea salvaje del hombre es por tanto la de descubrir los verdaderos<br />

nombres de la mujer y no hacer mal uso de este conocimiento para ejercer su poder<br />

sobre ella, sino captar y comprender la sustancia numinosa de que está<br />

hecha, dejarse inundar, sorprender, escandalizar e incluso atemorizar por ella. Y<br />

permanecer a su lado. Y cantarle sus nombres. Eso hará que a la mujer le brillen<br />

los ojos y que a él le brillen a su vez los suyos.<br />

Pero, para que no se duerma demasiado pronto sobre los laureles, queda<br />

todavía otro aspecto de los nombres de la doble naturaleza, un aspecto todavía<br />

más temible, pero que es esencial para todos los amantes. Mientras que una de<br />

las dos naturalezas de la mujer se podría llamar Vida, la hermana "gemela" de la<br />

vida es una fuerza llamada Muerte. La fuerza llamada Muerte es una de las dos<br />

púas del tenedor magnético de la naturaleza salvaje. Si uno aprende a nombrar<br />

las dos naturalezas, al final acabará tropezando directamente con la calavera<br />

desnuda de la naturaleza de la Muerte. Dicen que sólo los héroes lo pueden resistir.<br />

El hombre salvaje lo puede resistir con toda certeza. Y no cabe duda de que la<br />

mujer salvaje también. De hecho, ambos se ven totalmente transformados por<br />

ella.<br />

Ahora tengo el gusto de presentarles a la Mujer Esqueleto.<br />

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