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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

El relato nos ofrece una visión de la estructura de la psique femenina. La doncella<br />

foca, como la naturaleza salvaje de la psique femenina, es una combinación<br />

mística de un animal que al mismo tiempo es capaz de vivir ingeniosamente entre<br />

los seres humanos.<br />

La piel a que se refiere el cuento no es tanto un objeto cuanto la representación<br />

de un estado emocional y un estado del ser, uno que es cohesivo, espiritual<br />

y propio de la naturaleza salvaje femenina. Cuando una mujer se encuentra<br />

en este estado, se siente enteramente ella misma y englobada en su interior. No<br />

se siente fuera de él, preguntándose si obra bien, si se comporta bien, si piensa<br />

bien. Aunque a veces pierda el contacto con este estado de encontrarse "en su<br />

interior", el tiempo que previamente ha pasado allí la sostiene durante su actuación<br />

en el mundo. El periódico regreso al estado salvaje es el que repone las reservas<br />

psíquicas que necesita para sus proyectos, su familia, sus relaciones y su<br />

vida creativa en el mundo de arriba.<br />

Al final, cualquier mujer que permanezca demasiado tiempo alejada de su<br />

hogar espiritual, se cansa. Tal como debe ser. Entonces busca de nuevo su piel<br />

para recuperar el sentido del yo y del alma y restaurar su perspicaz y oceánica<br />

sabiduría. Este gran ciclo de ir y volver, ir y volver, posee en el interior de la naturaleza<br />

instintiva femenina un carácter reflejo y es innato en todas las mujeres a lo<br />

largo de toda la vida, desde la infancia, la adolescencia y la edad adulta, pasando<br />

por el amor, la maternidad, el arte y la sabiduría hasta llegar a la vejez y más allá<br />

de ésta. Estas fases no tienen por qué ser necesariamente cronológicas, pues<br />

muchas veces las mujeres de mediana edad son unas recién nacidas, las ancianas<br />

son unas amantes apasionadas y las niñas pequeñas saben muchas cosas<br />

acerca de los encantamientos de las brujas.<br />

Una y otra vez perdernos esta sensación de encontrarnos por entero en<br />

nuestra piel por los motivos ya mencionados y también a causa de un prolongado<br />

cautiverio. Las que se esfuerzan demasiado y sin el menor descanso también corren<br />

peligro. La piel del alma se desvanece cuando no prestamos atención a lo<br />

que estamos haciendo y, sobre todo, a lo que ello nos cuesta.<br />

Perdemos la piel del alma cuando nos dejamos arrastrar demasiado por el<br />

ego, cuando somos demasiado exigentes y perfeccionistas', cuando nos dejamos<br />

martirizar innecesariamente, nos dejamos arrastrar por la ciega ambición, nos<br />

sentimos insatisfechas —a causa de nuestro yo, de la familia, de la comunidad, la<br />

cultura, el mundo— y no decimos ni hacemos nada al respecto, cuando fingimos<br />

ser una fuente inagotable para los demás o cuando no hacemos todo lo que podemos<br />

para ayudarnos. Hay tantas maneras de perder la piel del alma como mujeres<br />

hay en el mundo.<br />

El único medio de conservar esta esencial piel del alma consiste en mantener<br />

una exquisita y prístina conciencia de su valor y su utilidad. Pero, puesto que<br />

nadie puede mantener constantemente una profunda conciencia, nadie puede<br />

conservar por entero la piel del alma a cada momento del día y de la noche. Sin<br />

embargo, podemos cuidar de que nos la roben lo menos posible. Podernos desarrollar<br />

aquel ojo agudo que vigila las condiciones que nos rodean y defiende<br />

nuestro territorio psíquico. El cuento "Piel de foca, piel del alma" gira, sin embargo,<br />

en torno a un ejemplo de lo que podríamos llamar un robo de especial gravedad.<br />

Este gran robo puede, mediante la conciencia, ser evitado en el futuro si<br />

prestamos atención a nuestros ciclos y a la llamada que nos invita a despedirnos<br />

y regresar a casa.<br />

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