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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

su propia individuación y a la resolución de sus propias cuestiones vitales. El regreso<br />

a casa de la mujer propicia el crecimiento y el desarrollo de los demás.<br />

Entre las lobas no se dan estas sensaciones de división a propósito de la<br />

partida o la permanencia, pues trabajan, paren, descansan y vagabundean siguiendo<br />

unos ciclos. Forman parte de un grupo que comparte los trabajos y los<br />

cuidados cuando otros miembros de la manada se hallan ausentes. Es una buena<br />

manera de vivir. Es una manera de vivir que posee toda la integridad de lo femenino<br />

salvaje.<br />

Vamos a dejar bien claro que el hecho de regresar a casa puede ser muchas<br />

cosas distintas para muchas mujeres distintas. Una pintora rumana amiga mía<br />

sabía que su abuela se encontraba en su fase de regreso a casa cuando sacaba<br />

una silla de madera al jardín de la parte de atrás y permanecía sentada contemplando<br />

el sol con los ojos abiertos. "Es una medicina muy buena para los ojos",<br />

decía. Los demás se guardaban mucho de molestarla y, si no se guardaban, muy<br />

pronto se enteraban de lo que valía un peine. Es importante comprender que el<br />

regreso a casa no cuesta necesariamente dinero. Cuesta tiempo. Cuesta mucha<br />

fuerza de voluntad decir "Me voy" y decirlo en serio. Se puede volver la cabeza, tal<br />

como aconseja hacer mi querida amiga Jean y decir "Ahora me voy, pero volveré",<br />

pero hay que hacerlo sin interrumpir el camino de regreso a casa.<br />

Hay muchas maneras de regresar a casa; muchas son profanas y otras son<br />

divinas. Mis clientas me dicen que, para ellas, estas tareas mundanas son un regreso<br />

a casa, pero yo les advierto de que la situación exacta de la rendija que nos<br />

abre el camino de la vuelta a casa cambia según el momento, por lo que su localización<br />

de este mes puede ser distinta de la del anterior. Volver a leer pasajes de<br />

libros y poemas que nos han emocionado. Pasar unos cuantos minutos junto a la<br />

orilla de un río, una corriente o un arroyo. Tenderse en el suelo en medio de las<br />

sombras del crepúsculo. Estar en compañía de un ser amado sin la presencia de<br />

los niños. Sentarse en el porche quitándole la cáscara a algo, haciendo calceta,<br />

mondando algo. Caminar o conducir el automóvil en cualquier dirección y después<br />

regresar. Subir a un autobús con destino desconocido. Construir tambores<br />

mientras se escucha música. Saludar el amanecer. Desplazarse en coche hasta<br />

un lugar en el que las luces de la ciudad no borren el cielo nocturno. Rezar. Tener<br />

un amigo especial. Sentarse en el pretil de un puente con las piernas colgando.<br />

Sostener a un niño en brazos. Sentarse junto a la luna de un café y ponerse a<br />

escribir. Sentarse en el centro de un claro del bosque. Secarse el cabello al sol.<br />

Introducir las manos en un barril lleno de agua de lluvia. Plantar procurando ensuciarse<br />

las manos de barro. Contemplar la belleza, la gracia, la conmovedora<br />

fragilidad de los seres humanos.<br />

Por consiguiente, no es necesario emprender un largo y arduo viaje para<br />

regresar a casa, aunque tampoco quisiera dar a entender que se trata de algo<br />

muy simple, pues el hecho de regresar a casa exige vencer una considerable resistencia<br />

tanto si es fácil como si es difícil.<br />

Hay otra manera de comprender la razón de que las mujeres retrasen su<br />

regreso a casa, una razón mucho más misteriosa que consiste en la excesiva<br />

identificación de una mujer con el arquetipo de la sanadora. Un arquetipo es una<br />

enorme fuerza misteriosa e instructiva a la vez. Hacemos acopio de provisiones<br />

cuando estarnos cerca de él, tratamos de emularlo en cierto modo y mantenemos<br />

una relación equilibrada con él. Cada arquetipo tiene unas características determinadas<br />

que concuerdan con el nombre que asignamos a cada uno de ellos: la<br />

gran madre, el niño divino, el héroe solar, etc.<br />

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