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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

Cuando el espíritu juvenil se casa con el depredador, la mujer es apresada<br />

o reprimida en una época de su vida inicialmente destinada al desarrollo. En lugar<br />

de vivir libremente, la mujer empieza a vivir de una manera falsa. La falaz<br />

promesa del depredador es la de que la mujer se convertirá en cierto modo en<br />

una reina, siendo así que, en realidad, se está planeando su asesinato. Existe un<br />

medio de salir de todo eso, pero hay que tener una llave.<br />

La llave del conocimiento: La importancia del rastreo<br />

Ah, la llave que permite desvelar el secreto que todas las mujeres conocen<br />

y, sin embargo, no conocen. La llave representa el permiso para conocer los más<br />

profundos y oscuros secretos de la psique, en este caso, eso que degrada y destruye<br />

estúpidamente el potencial de una Mujer.<br />

Barba Azul sigue adelante con su plan destructor, instando a su mujer a<br />

comprometerse psíquicamente; "Haz todo lo que quieras", le dice, induciéndola a<br />

experimentar una falsa sensación de libertad. Le da a entender que es libre de<br />

alimentarse y de disfrutar en paisajes bucólicos, por lo menos dentro de los confines<br />

de su territorio. Pero, en realidad, ella no es libre, pues se le impide acceder<br />

al siniestro conocimiento de su depredador a pesar de que en lo más hondo de su<br />

psique ya ha comprendido lo que ocurre en realidad.<br />

La mujer ingenua accede tácitamente a "no saber". Las mujeres crédulas o<br />

aquellas cuyos lastimados instintos están adormecidos siguen como las flores la<br />

dirección de cualquier sol que se les ofrezca. La mujer ingenua o lastimada se deja<br />

arrastrar fácilmente por las promesas de comodidad, de alegre diversión o de<br />

distintos placeres, tanto si son promesas de una posición social más elevada a los<br />

ojos de su familia y de sus iguales como si son promesas de mayor seguridad,<br />

amor eterno, arriesgadas aventuras o sexo desenfrenado.<br />

Barba Azul prohíbe a su joven esposa utilizar la única llave capaz de conducirla<br />

a la conciencia. Prohibir a una mujer la utilización de la llave del conocimiento<br />

conciente de sí misma equivale a despojarla de su naturaleza intuitiva, de<br />

la innata curiosidad que la llevaría a descubrir “lo que hay debajo" y más allá de<br />

lo evidente. Y, sin este conocimiento, la mujer carece de la debida protección. Si<br />

decide obedecer la orden de Barba Azul de no utilizar la llave, opta por su muerte<br />

espiritual. Si decide abrir la puerta de la horrible estancia secreta, opta por la vida.<br />

En el cuento sus hermanas van a visitarla y "como cualquier persona en su<br />

lugar, tuvieron curiosidad por saber". La esposa se lo dice alegremente "Podemos<br />

hacerlo todo excepto una cosa". Las hermanas deciden convertir en un juego la<br />

tarea de descubrir a qué puerta corresponde la llavecita. Una vez más, ponen de<br />

manifiesto un sano impulso de conocimiento conciente.<br />

Algunos pensadores psicológicos, entre ellos Freud y Bettelheim, han interpretado<br />

los episodios del cuento de Barba Azul como castigos psicológicos a la<br />

curiosidad sexual femenina 4. En los comienzos de la formulación de la psicología<br />

clásica, la curiosidad femenina tenía una connotación más bien negativa mientras<br />

que los hombres que ponían de manifiesto esta misma característica eran<br />

calificados de investigadores. A las mujeres se las llamaba fisgonas mientras que<br />

a los hombres se les llamaba inquisitivos. En realidad, la trivialización de la curiosidad<br />

de las mujeres rebajada a molesto fisgoneo niega la existencia de la<br />

perspicacia, las corazonadas y las intuiciones femeninas. Niega la existencia de<br />

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