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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

creadora. Hace, moldea, infunde vida y está ahí para recibir el alma cuando el<br />

aliento se acaba. Siguiendo sus huellas, aprendemos a dejar que nazca lo que<br />

tiene que nacer, tanto si están ahí las personas apropiadas como si no. La naturaleza<br />

no pide permiso. Tenemos que florecer y nacer siempre que nos apetezca.<br />

En nuestra calidad de personas adultas no necesitamos apenas permisos sino<br />

más engendramientos, más estímulo de los ciclos salvajes y mucha más visión<br />

original.<br />

El tema del final del cuento es el de dejar morir las cosas. Vasalisa ha<br />

aprendido bien la lección. ¿Le da un ataque y lanza estridentes gritos cuando la<br />

calavera quema a las malvadas? No. Lo que tiene que morir, muere.<br />

¿Y cómo se toma semejante decisión? Es algo que se sabe. La Que Sabe lo<br />

sabe. Pídele consejo en tu fuero interno. Es la Madre de las Edades. Nada la sorprende.<br />

Lo ha visto todo. En la mayoría de las mujeres, el hecho de dejar morir<br />

no es contrario a sus naturalezas sino tan sólo a la educación que han recibido.<br />

Pero eso puede cambiar. Todas sabemos en los ovarios cuándo es la hora de la<br />

vida y cuándo es la hora de la muerte. Podríamos tratar de engañarnos por distintas<br />

razones, pero lo sabemos.<br />

A la luz de la ardiente calavera, lo sabemos.<br />

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