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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

Transcurren tres años entre la concertación del pacto y el regreso del demonio.<br />

Estos tres años representan el período en el que la mujer no tiene clara<br />

conciencia de que el sacrificio es ella misma. Ella es la quemada ofrenda que se<br />

hace a cambio de un acuerdo desventajoso. En la mitología el período de tres<br />

años es el que precede a un creciente impulso trascendental, como, por ejemplo,<br />

los tres años de invierno que preceden a Ragnarok, el Crepúsculo de los Dioses<br />

en la mitología escandinava. En los mitos de esta clase, transcurren tres años de<br />

algo y después se produce una destrucción y de las ruinas nace un nuevo mundo<br />

de paz (7).<br />

Este número de años simboliza el período en el que una mujer se pregunta<br />

qué le va a suceder ahora y no sabe si aquello que más teme —ser totalmente<br />

arrastrada por una fuerza destructora— llegará a ocurrir realmente. El símbolo<br />

del tres en los cuentos de hadas sigue esta pauta: El primer intento no es válido.<br />

El segundo intento tampoco. Y, a la tercera, va la vencida.<br />

Muy pronto se hace acopio de suficiente energía y se levanta el suficiente<br />

viento del alma como para que la embarcación de la psique zarpe y se aleje. Lao—<br />

tse (8) dice: "De uno vienen dos y de dos, tres. Y de tres vienen diez mil." Cuando<br />

llegamos a la multiplicación del tres de algo, es decir, al momento de la transformación,<br />

los átomos empiezan a brincar y allí donde antes sólo había laxitud se<br />

produce la locomoción.<br />

El hecho de quedarse tres años sin marido puede simbolizar el período de<br />

incubación de la psique, en el que el hecho de tener otra relación sería demasiado<br />

difícil y nos distraería demasiado. La misión de estos tres años es la de ayudarnos<br />

a fortalecernos todo lo que podamos, a utilizar en provecho propio todos los<br />

recursos de la psique y a adquirir la mayor conciencia posible. Lo cual supone<br />

salir de nuestro sufrimiento para ver lo que éste significa, cómo actúa, qué pauta<br />

está siguiendo, estudiar a otras personas que, siguiendo la misma pauta, hayan<br />

conseguido superarlo todo e imitar aquello que tiene sentido para nosotras.<br />

Esta observación de las situaciones apuradas y las soluciones a que han<br />

llegado otras personas es la que induce a una mujer a quedarse en sí misma, y<br />

así es como debe ser, pues, tal como vemos más adelante en el cuento, la tarea<br />

de la doncella es encontrar al esposo en el mundo subterráneo, no en el de arriba.<br />

Las mujeres ven retrospectivamente la preparación del descenso de su iniciación<br />

que abarca unos largos períodos de tiempo, a veces años, hasta que finalmente<br />

y de golpe se arrojan desde el borde a los rápidos, a menudo empujadas,<br />

aunque algunas veces también por propia iniciativa, lanzándose con donaire desde<br />

el acantilado. No obstante, esto último no es muy frecuente.<br />

Este período de tiempo se caracteriza a menudo por el tedio. Las mujeres<br />

suelen comentar que no saben muy bien lo que quieren, si un trabajo, un amante,<br />

un poco más de tiempo, una actividad creativa. Les cuesta concentrarse. Les<br />

cuesta llevar a cabo una labor productiva. Esta inquietud nerviosa es típica de la<br />

fase de desarrollo espiritual. Sólo el tiempo, y en una fecha no muy lejana, nos<br />

llevará hasta el borde, desde el que tenemos que caer, saltar o lanzarnos.<br />

En este punto del cuento vemos una reminiscencia de las antiguas religiones<br />

nocturnas. La joven se baña, se viste de blanco, traza un círculo de tiza a su<br />

alrededor. El hecho de bañarse —la purificación—, ponerse la túnica blanca —el<br />

atuendo propio del descenso a la tierra de los muertos— y trazar un círculo de<br />

protección mágica —el pensamiento sagrado— a su alrededor, es un antiguo ritual<br />

de diosas. Todo eso la doncella lo hace en una especie de estado hipnótico,<br />

como si estuviera recibiendo instrucciones desde una época muy distante.<br />

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