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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

corresponde y, a ser posible, vivir más y superar la prosperidad y la creatividad<br />

de aquellos que la habían denigrado.<br />

El problema de la niña de las zapatillas rojas consiste en que, en lugar de<br />

adquirir fuerza para la lucha, se pierde en bobadas, seducida por el romanticismo<br />

de aquellos zapatos rojos. Lo importante de la rebelión es que la forma que asuma<br />

sea eficaz. La atracción que ejercen en la niña los zapatos rojos le impide, en<br />

realidad, protagonizar una rebelión significativa, capaz de promover un cambio,<br />

de transmitir un mensaje y provocar un despertar.<br />

Ojalá pudiera decir que hoy en día las trampas para mujeres ya no existen<br />

o que las mujeres son tan listas que ven las trampas desde lejos. Pero no es así.<br />

El depredador está todavía presente en la cultura y sigue tratando de socavar y<br />

destruir toda conciencia y todos los intentos de alcanzar la plenitud. El dicho según<br />

el cual las libertades tienen que reconquistarse cada veinte años encierra<br />

una gran verdad. A veces, parece que hay que conquistarlas cada cinco minutos.<br />

Sin embargo, la naturaleza salvaje nos enseña que tenemos que enfrentarnos<br />

a los desafíos a medida que se van produciendo. Cuando los lobos son acosados<br />

no dicen "¡Oh, no! ¡Ya estamos otra vez!". Saltan, brincan, corren, se lanzan,<br />

se echan a la garganta, hacen lo que tienen que hacer. Por consiguiente, no<br />

debemos escandalizarnos por el hecho de que se produzca una entropía y un deterioro<br />

y de que haya que pasar por momentos difíciles. Las cuestiones que tienden<br />

una trampa a la alegría de las mujeres siempre cambiarán de forma y de aspecto,<br />

pero, en nuestra naturaleza esencial, encontraremos toda la fuerza y la<br />

libido necesarias para llevar a cabo los actos imprescindibles del corazón.<br />

Trampa 7: La simulación, el intento de ser buena,<br />

la normalización de lo anormal<br />

A medida que se desarrolla el cuento, la niña es castigada por el hecho de ir<br />

a la iglesia calzada con zapatos rojos. Contempla los zapa,_ tos rojos del estante,<br />

pero no los toca. Hasta ahora ha intentado prescindir de la vida del alma, pero no<br />

le ha dado resultado. Después ha intentado llevar una doble vida, pero tampoco<br />

ha podido. Ahora, como<br />

último recurso, "procura ser buena".<br />

El problema del "ser buena" al máximo consiste en que no resuelve la cuestión<br />

subyacente de la sombra, por cuyo motivo surgirá de nuevo como un tsunami,<br />

una ola gigante, o un torrente desbordado, destruyendo todo lo que encuentre<br />

a su paso. Cuando "es buena", la mujer cierra los ojos a todo lo que, a su alrededor,<br />

es inflexible, deformado o perjudicial y se limita a "ir aguantando". Sus intentos<br />

de aceptar este estado anormal dañan ulteriormente sus instintos de reaccionar,<br />

señalar, cambiar y producir un impacto en lo que no está bien, lo que no<br />

es justo.<br />

Anne Sexton escribió un poema acerca de "Las zapatillas rojas" titulado<br />

precisamente "Las zapatillas rojas":<br />

Estoy en el centro<br />

de una ciudad muerta<br />

y me anudo las zapatillas rojas...<br />

No son mías.<br />

Son de mi madre.<br />

Y de su madre.<br />

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